LV.- Un día normal.

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La mañana descubrió a las mujeres abrazadas como de costumbre, Mimi rodeando el cuerpo de su chica sobre ella y Ana escondida en su cuello con una mano enganchada a uno de sus pechos por debajo de la ropa, cosa que a Mimi le encantaba pero cuando escuchó los golpes en la puerta de la habitación temió que pudieran entrar y encontrarlas de esa manera, y definitivamente no era la imagen que quería dar a la familia de su chica.

- Amor, despierta cariño – le susurraba al tiempo que la movía entre sus brazos pero Ana estaba perdida, por la posición no podía ver su rostro pero adivinaba que tenía la boca abierta pues podía sentir la piel de su cuello húmeda – me estás babeando Ana... - le dijo divertida y la puerta volvió a sonar así que con todo el cuidado del mundo se deslizó por debajo del cuerpo de la morena, provocando que gruñera cuando se sintió huérfana de su contacto pero ni así se despertó, por lo que la rubia fue a abrir la puerta – buenos días – dijo con la puerta a medio abrir, encontrándose con Joaquín.

- Buenos días Mimi, perdona, no quería despertarlas pero mi papá insiste con desayunar y ya sabes...

- No te preocupes, ahora despierto a la bella durmiente – cerraba la puerta y una idea traviesa se le pasaba al ver a Ana perdida en la cama. Una sensación extraña entre sus piernas comenzaba a inquietarla, cuando medio dormida quiso cerrar las piernas no pudo hacerlo del todo pero sus párpados pesaban y su cuerpo apenas reaccionaba moviendo las caderas – buenos días mi niña... ¿cómo es que siempre estás mojada? – le decía muy cerca del rostro, Ana abría la boca suspirando acalorada.

- Mmmm – no decía nada, sólo reaccionaba a las sensaciónes, se retorció cuando la rubia rozó su clítoris con suavidad – Sí así... – logró articular con apenas voz, suspiraba con los ojos cerrados y la cabeza hacia atrás, le era imposible abrir los ojos y cada vez se perdía más en el calor entre sus piernas todavía en el limbo entre la realidad y los sueños, algo balbuceba mientras Mimi besaba además su cuello pero no entendía lo que decía, ella se afanaba en su tarea de besar y morder suavemente su piel, fue cuando se animó a tentar su entrada que la voz de Ana se volvió algo más clara – Mmm... Luismi... - sintió que le acababan de echar un balde de agua fría encima, se detuvo al momento y se incorporó para ver la cara de Ana que seguía con los ojos cerrados y movía su cadera sobre su inmóvil mano.

- ¡¿Luismi?! – dijo lo suficientemente alto como para sacar a la morena de su ensoñación alarmada, abrió los ojos despertando a la realidad - ¿Es en serio Ana Guerra? ¡¿Luismi?! – estaba francamente afectada.

- ¡¿Qué?! No... yo... - decía contrariada apenas centrándose en su entorno.

- Que estabas follando con "Luismi" – decía con retintín y Ana ahora sí abría los ojos muy grade – joder Ana, que me has dicho su nombre y todo – la morena desvió la mirada avergonzada mientras rememoraba el momento vivido entre sueños – menudo corte... buff – se pasaba las manos con la cara intentando terminar con el mosqueo que tenía – este trauma no lo superaré ni con terapia.

- ¿Qué dices? – Ana se hacía la loca ya más centrada en la realidad intentando no parecer demasiado culpable – No, no... - aun sentía el calor en sus mejillas y la humedad entre sus piernas.

- ¿En serio sueñas que follas con él? – le preguntaba con cara de asco y Ana se lanzaba a sus brazos riendo avergonzada, Mimi se dejaba abrazar pero no cambiaba su actitud, no estaba molesta, de hecho hasta le causaba gracia que su chica fantaseara en sueños pero que fuera con Luis Miguel le causaba entre incomodidad y repelús... - Ana que es un abuelo y está horrible – comenzaba a ganarle la risa floja – que podría ser tu padre...

Luna MenguanteWo Geschichten leben. Entdecke jetzt