- He pensado mucho lo que mencionaste anoche - susurra mientras cierra el portátil.
- Yo tambien lo he hecho.
- Admito que tines razón, me comporte como un inmaduro para traerte de nuevo a la casa. Sono piacente.
- Sé que te he colocado en situaciones por las que antes no has pasado, asi que ¿Puedo pedirte un favor?
- ¿De que se trata?- pregunta levantando una ceja.
- Enseñame a utilizar un arma - digo firme-. Enseñame que puedo defenderme por mi propia cuenta sin ti a mi lado.
- ¿Qué? ¿Estas acaso loca?
- No quiero ser una inútil. Menos la niña que te espera por las noches.
- No eres una inútil.
- Si lo soy, casi te matan por regresarte por mí. Si tan sólo hubiera conocido como utilizar un arma, las cosas podrían haber sido diferentes.
- Ya te dije que fui yo quien me distraje.
- Tú mismo recalacas que debo estar segura, quiero estarlo, quiero defenderme también.
Me da una leve sonrisa.
- Está bien, te llevare al campo de tiro. Salimos en cinco minutos.
- Supongo que eso es un sí.
(...)
El club de tiro es enorme, cuenta con un lago y grandes árboles a su alrededor, aislado como la mayoría de las propiedades Lombardi.
- Bienvenida al lugar en donde entrenan mis hombres.
- Debo admitir que luce hermoso.
- Fue uno de los primeros lugares que compre. Me gusto su estilo rústico.
- ¿Quién se encarga de entrenarlos? – pregunto.
Simone suelta una risa.
- El don es el experto en armas. Él fue quien nos entrenó - responde su mano derecha.
- ¿Bruno eso es verdad?
- Si lo dice Simone..., supongo que sí – saca su arma de la pretina y apunta a un lugar específico -. ¿Ves aquella rama?
- Si.
- Dame dos segundos para que caiga directo al suelo – dispara con una perfecta precisión y la rama se parte en dos cayendo al suelo.
- Buen tiro señor.
- Nunca fallo. Yo mismo te enseñare.
Bruno me conduce a una vitrina en la cual hay una especie de silueta humana, me entrega algunos implementos junto con un arma.
- Es un arma semiautomática. Eso quiere decir que ella misma correrá los casquillos automáticamente que hay dentro. Sostenla con las dos manos o si no el movimiento de lastimara. – toma mi mano junto con la pistola-. ¿Asustada?
Niego con la cabeza mientras siento su respiración cercana a la mía.
- Me colocas nerviosa si haces eso - respondo.
– Bien signorina Camila, siempre apunta a la cabeza si es un peligro hazlo, no dudes, si no puedes, apunta a una de sus piernas eso lo inmovilizara. Justo así - aprieta mis dedos con los suyos y tira del gatillo la bala sale disparada dando justo en el centro.
- Eso fue.....
- ¿Estas segura de esto?
- Si, ya te dije que no quiero ser una inútil.
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Pasión Italiana (Ya en Físico)
RomanceBruno Lombardi. Frío,calculador y el hombre más poderoso de la mafia italiana, su mundo gira en reglas que nadie se atreve a romper, porque las hará cumplir a como de lugar,un experto en seducción, ninguna mujer se resiste a él. Camila Steinfeld es...
CAPITULO 18
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