D O S

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Theo

El tiempo ha pasado rápido, llevamos ya unas semanas de clases y cada día esa preciosa niña me cautiva más, Samanta se está convirtiendo en una pequeña obsesión y el que sea tan dulce no hace mas que cautivarme, esta mal lo sé, pero no puedo detenerme. Por lo demás la vida ha seguido su curso, sin pena ni gloria, mi amistad con Mathew se afianza, mi matrimonio se desgasta cada vez mas y temo que pronto nos convirtamos en extraños con un pasado en común.

- ¿Alice ya terminaste? sabes que odio llegar tarde. – pregunto a mi esposa mientras acomodo mi corbata. Hoy tenemos una cena con mis padres.

- Ya estoy lista. – dice ella saliendo de la habitación, con un formal vestido color azul que se ajusta a su figura e inevitablemente termino comparándola con Samanta.

Al llegar al restaurante es fácil de ubicar la mesa de mis padres ya que llevan toda una vida cenando aquí, avanzo hasta ellos con Alice colgada de mi brazo, mis padres la adoran, estuvieron felices por nuestro matrimonio.

-Alice querida que gusto verte. – saluda mi madre con cariño, Alice planta una sonrisa en su rostro y asiente. - ¿Cómo les va con esto de la mudanza y el cambio? – pregunta mi madre, pues Alice y yo regresamos a Savannah, Georgia después de 8 años.

-Todo muy bien, es bueno estar en casa de nuevo. – responde mi esposa y yo me pregunto como puede hacerlo, lucir tan feliz y relajada, mentir tan bien cuando nuestro matrimonio se está yendo al carajo.

La cena transcurrió normal, llena de conversaciones triviales y preguntas sobre mi trabajo y sobre el ascenso de mi esposa. Al llegar a casa después de un silencioso viaje una idea ronda mi cabeza y sorprendentemente no es sobre mi bella y joven alumna.

-Alice quiero que tengamos un hijo. – digo un poco cauteloso de su reacción, ya hemos hablado del tema antes y siempre dice que no es el momento.

-Cariño ya hablamos esto miles de veces y en todas llegamos a una conclusión no estamos preparados. – dice ella tratando de sonar razonable.

-Pero piénsalo solo un segundo Alie, tenemos buenos empleos, somos financieramente estables y tú sabes lo mucho que quiero un hijo. – argumento yo como tantas veces

-No, no quiero tener un bebé, requiere demasiado tiempo y esfuerzo, tiempo que no tengo Theo, lo sabes trabajo toda la semana en el bufete, no.

-Alie piénsalo un momento, por favor yo podría cuidarlo, sabes que lo hare. Quiero ser padre joven, quiero poder disfrutar de mis hijos. – trato de convencerla, pero sé que es inútil.

Ella solo niega con la cabeza decepcionada mientras se dirige al baño dando el tema por cerrado, lo que me llena de frustración y enojo.


Samanta

La clase de español fue siempre una de mis favoritas, esa es la razón de por qué la elegí como idioma en mi ultimo año, pero esta clase es diferente y no solo por los temas sino por el maestro el Sr. Miller. Apuesto, inteligente y encantador es el sueño de toda chica y yo no soy la excepción.

-Sam, hey Sam. – Elisse una de mis mejores amigas golpea mi asiento para llamar mi atención.

- ¿Qué? – respondí un poco distraída.

-Deja de babear por el Sr. Miller, ven a mi casa esta tarde.

-No estoy babeando. – respondí un poco demasiado fuerte captando la atención de todos en el salón.

- ¿Algo que compartir con la clase Srta. Halle? – Pregunto con falsa curiosidad y presiento que estaré en problemas.

-No señor. – respondo tratando de parecer inocente.

- ¿Entonces no estaba rompiendo una norma de mi clase y conversando con su compañera?

Bajo la mirada y me sonrojo un poco, esa fue una de sus normas el primer día, nada de interrupciones en su clase. Hago una mueca. – Lo siento, no volverá a suceder.

-Por supuesto que no sucederá, la espero después de clases.

-Si señor Miller. – respondo un poco enfadada y él me mira severamente con sus hermosos ojos verdes.


Theo

Estoy esperando a mi pequeña alumna, pensando que quizá fui un poco severo y solo debí llamarle la atención en vez de esperar después de clases, pero tengo un motivo para ello y es que quiero conocerla quizá sea el peor error de mi vida, pero no lo puedo evitar.

-Buenas tardes Sr. Miller. – dijo esa dulce voz sacándome de mis pensamientos.

-Buenas tardes Srta. Halle. – respondí dando un buen vistazo de su hermoso cuerpo tratando de disimular, pero ella no lo notó.

- ¿Por qué me pidió que me quedara? – pregunto ella, se notaba un poco incomoda sin saber qué hacer.

-Quiero que conversemos un poco, además es para que sirva de ejemplo a tus compañeros y no rompan las normas.

- ¿Sobre que quiere hablar? – dice mientras toma asiento frente a mí, cruza las piernas dándome un pequeño vistazo de sus muslos y ahí es cuando sé lo mal que estoy. Atraído por, mi alumna. 

-Háblame de ti.

-Esta bien. – dijo ella sonriendo con timidez, al parecer ya no estaba incomoda.

- ¿Cuántos años tienes?

-Tengo 17 años. – Es tan joven, darme cuenta de eso no hace que me sienta menos atraído por ella, me incomoda es 10 años menor que yo, es casi una niña. - ¿Por qué es maestro? – pregunta ella ajena a las inquietudes de mi mente.

-Porque me gustan los niños y me encanta la idea de llenar de conocimiento sus jóvenes mentes, sabes es satisfactorio. – conteste con honestidad.

-Por eso los castiga ¿no? – cuestiona enarcando una de sus cejas cobrizas y sonriendo con sarcasmo.

-Es parte del proceso, sí. – respondí con seriedad – Ya te expliqué por qué lo hice, jovencita.

Hizo una mueca y un gracioso puchero se formó en sus carnosos labios. – Mejor volvamos a las preguntas. – dijo haciéndome sonreír.

¿Tienes hermanos? – pregunte con curiosidad queriendo saber más sobre su vida.

-No, soy hija única. – respondió. - ¿Por qué no tiene hijos? – pregunto mientras fruncía el ceño, curiosa. – Dijo que le gustaban los niños. – añadió.

-Es algo personal, lo siento. – fue lo único que pude responder, ella no era la persona indicada para hablar de mis problemas matrimoniales.

-No es justo. – dijo ella con terquedad, formando un puchero de nuevo, la tentación de morderlo me invadió.

-La conversación termino, puedes ir a casa. – la despedí antes de hacer algo estúpido.

Ella se me dijo hasta pronto mientras sonreía de una manera especial y suspire ella seria mi perdición.

Ahí comenzaría nuestra amistad y el detonante de mi vida.




*Espero que si leen este capitulo dejen un voto, me harían feliz.

Los quiere Lila.* 

El RegaloWhere stories live. Discover now