—Le dije que su comida agradable —susurré con la voz entrecortada.

—¿Y? —inquirió él incrédulo.

—Nada más, no le dije nada más. Al parecer no le agradó mi criterio. ¡Yo no sabía que estaba hablando con él hasta que Juliette lo presentó! Pensé que era un tipo fastidioso —confesé. Miraba a todas partes, tenía miedo de que él volviera a aparecer.

—Debiste haberle gustado mucho —masculló Sterling impresionado. Claramente él no estaba viendo la gravedad del asunto—. ¡Perra suertuda! —exclamó citando irónicamente a Sun-Hi.

—No lo entiendes, él me pidió una cena para obtener de mí algo más que un simple agradable. —le expliqué, tratando de lucir calmada y no gritarle para que dejara de pensar que esto es algo bueno, no era nada bueno, era simplemente una distracción.

—Está buscando impresionarte —porfió Sterling.

—¡Es un maldito niño rico! —Exploté—. Está acostumbrado a tener lo que quiere, a que todos alaben su trabajo y cada movimiento que hace. Como yo no lo he hecho, se ha cabreado y esta es su manera de vengarse, ¡poniéndome entre la espada y la pared!

—Estás exagerando, Birdie. —Bufó y se cruzó de brazos.

—Es suficiente, me voy a casa ¿Puedes llevarme? —pregunté suplicante. Sabía que él percibiría que se lo estaba pidiendo con ansias.

—Bueno, es que no puedo dejar la fiesta, necesito hablar con muchas personas todavía. —me informó.

—Sterling... —insistí entrecruzando mis dedos debajo de mi barbilla. Él resopló y se metió la mano dentro de la chaqueta para buscar en los bolsillos.

—Llévate el auto, Sun-Hi me llevará. —Me tendió las llaves de su Lexus. Las tomé con una sonrisa traviesa deslizándose de mis labios—. Supongo que te mereces conducir el Lexus después de haber conquistado a Harry Sutton, eres mi ídolo, chica.

Rodé los ojos instantáneamente.

—No lo he conquistado, ni siquiera sé lo que pasó allá.

Sterling volvió a bufar y sacudió sus hombros.

—Como digas, solo vete antes de que me arrepienta.

Asentí, lista para irme, atravesé la sala llena de gente y me aproximé a la puerta. Cuando estaba a punto de abrirla, una mano, grande y con nudillos fuertes tomó la delantera para abrir la puerta para mí, reconocía esa mano sosteniendo con elegancia la puerta, con la misma elegancia que sostenía la copa de vino. Recorrí todo el camino de sus largos y fuertes dedos hasta el brazo que, aunque estaba cubierto con su traje. podía notar que era fuerte, después hasta su cara, su perfecta cara esculpida y sus ojos azules y helados.

—¿Ya te vas, Birdie? —Me dio escalofríos la manera en que pronunció mi nombre, con tanta frialdad, pero al mismo tiempo con tanta intensidad.

—Sí. —Traté de sonar lo más fría que pude.

—¿Por qué? —interrogó—. ¿Sigues teniéndome miedo, tienes miedo de que te cocine para hacer contigo una agradable obra culinaria? —Usó la palabra tan sarcásticamente que bien podría haberme escupido en la cara en vez de mencionarla. Su voz se escuchaba como si él estuviera divirtiéndose con esto, pero en su cara no había ni el rastro de una sonrisa.

Maldito cascarrabias.

—No le tengo miedo, ya se lo dije, simplemente me siento cansada —susurré saliendo del lugar, con el fin de poder acabar con la conversación justo ahí. Sin embargo, él caminó detrás de mí, incluso cuando crucé la calle rápidamente para llegar hasta al auto de Sterling. Presioné el botón para desbloquear la alarma y abrí la metiéndome entre el auto y ella.

—Recuerde nuestra cena. —Sus manos sostuvieron la puerta del Lexus para mí. Vaya, le gusta sostener puertas.

—¿Por qué simplemente no lo olvida, señor Sutton? —La pregunta se deslizó fuera de mi boca antes de que pudiera evitarlo.

—Quiero que me llames Harry, y no lo olvidaré, siempre aprendo de mis errores, obviamente quiero hacerlo mejor. —Su expresión era tan... impasible. No vaciló ni un momento en sus palabras y sus ojos, no tenía ni idea de cómo unos ojos podían ser tan fríos y ardientes al mismo tiempo—. ¿Vas a darme una oportunidad para impresionarte?

Bien, al fin y al cabo, él solo quiere mostrarme que su comida es fantástica. Y aunque podría perder mi dignidad justo aquí, diciéndole que él es maravilloso en la cocina y que solo lo decía para no parecer una de sus locas fans, prefería no quedar como una mentirosa. Al fin y al cabo, cenaría gratis, o eso es lo que creo.

—Si es tan importante para usted...

—Lo es —afirmó él.

—Entonces lo haré. —Suspiré y entré en el auto, él cerró la puerta por mí y yo bajé la ventanilla, se inclinó colocando sus antebrazos sobre el borde de la ventanilla.

El viento de la noche le volaba el cabello y lo despeinaba, y era... hermoso. Como para sacar mi cámara, tomarle una foto y subirla a mi Tumblr con la descripción de: un hombre hermoso, tan hermoso como la manera en que toma vino y si sonriera seguro lo sería aún más. Tuve que morder mi labio mientras cambiaba la cámara y el bolso de mi regazo hacia el asiento del copiloto.

—Te recojo a las siete. —Volvió a decir. Suspiré profundamente y metí la llave en la ignición—. Lleva el vestido negro —susurró, irguió su cuerpo y volvió al restaurante.

—¿Qué carajos es lo que quieres de mí? —susurré, porque no tenía el valor para gritarlo.

Joder, ¿es que acaso no puedo descansar ni un minuto de los hombres?

Birdie & HarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora