W I T H O U T Y O U R K I S S E S, I ' L L B E E A T I N G S T I T C H E S.

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 Esa cicatriz aún duele, me quema por dentro, con tan solo tocarla puedo regresar al pasado, como una pequeña cinta de película que pasa rápidamente solo para confundirme. Entre tantas imágenes que hay, se detiene en una que con tan solo observarla puedes darte cuenta de el amor tan grande que tenía por él, en mi mirada se veía esa chispa que probablemente pudo haber desaparecido durante éste lapso de meses. En mis ojos se notaba cuán enamorada estaba, esa sonrisa deslumbraba y brillaba como ninguna otra, casi podía sentir mi corazón bombeando sangre con fluidez. Esas mariposas ciegas, revoloteando en mi estómago, mi piernas queriendo flaquear, esos nervios que corrían por mis venas, era como si estuviera reviviendo algo que debí haber dejado ir hace mucho, mucho tiempo. 

Era una cálida tarde, las nubes grisáceas, una tormenta se acercaba, él tenía puesta una chaqueta de cuero que resaltaba sus hombros y esa espalda tan trabajada que me enloquecía. Recuerdo cada minúsculo detalle de aquel día, no obstante, todo ello se esfumó al volver a sentir sus labios suaves rozar con los míos, moviéndose al compás de un tango sibilino y siniestro. En un abrir y cerrar de ojos, me enfrentó de nuevo a la realidad, tocando con la yema de mi dedo pulgar mi labio inferior, aún sintiendo esa corriente eléctrica que recorre mi espina dorsal, así, confundiéndome una vez más.  

Demencia LiterariaWhere stories live. Discover now