Prólogo

1 0 0
                                    


Lo estaba viendo, después de dos años lo tenía frente a mí. Bueno, no literalmente, pero lo estaba observando fijamente, probablemente más tiempo del que la gente tomaría socialmente aceptable. Seguía siendo tan atractivo como hace cinco años. Levanto su mirada mientras yo desvié la mía.

Me estaba mojando, y era curioso el cómo todo parecía tan idéntico pero al mismo tiempo tan diferente de la primera vez que nos encontramos. Para empezar por el hecho de que ya no tenía dieciocho años y él tampoco veinte.

-Tú –dijo una voz que reconocí al instante a mis espaldas.

-Hola –solté un suspiro.

-Dos años – se puso a mi lado izquierdo, lo mire de reojo al igual que él. Siempre me doblo casi la estatura y los tacones de doce centímetros que estaba usando no me ayudan en nada.

Levante mi mano izquierda a modo de respuesta, mostrándole el bello anillo de diamantes de cuatro quilates que adornaba mi dedo.

-¿Cuándo? –pregunto rehuyéndome la mirada.

-Cuatro meses –respondí.

-¿Qué haces aquí? La verdad –distingue molestia y un poco de resignación en su voz.

-No tengo ni la menor idea –y era verdad, no sabía porque cada que tomaba un gran paso en mi vida tenía el deseo compulsivo de que él lo supiera.

-Rebeca debemos dejar de hacer eso –sonaba cansado.

-Lo sé –pero era egoísta.

Entonces se puso frente a mí y casi restregándome en el rostro me dejo ver su argolla de casado, lo mire a los ojos completamente sorprendida. La última vez que lo vi no la usaba.

-¿Cuándo? –agacho la mirada y no me contesto -¿Cuándo?

-Hace cinco meses –me miro de nuevo.

Aleje la mirada para ver fijamente el otro lado de la calle tratando con todas mis fuerzas no llorar.

-No llores –su voz no sonaba preocupada sino brusca.

-No lo hago –lo mire a los ojos –Felicidades.

-Igualmente

-Adiós –notaba el tono agrio en mi voz –Para siempre.

Le di la espalda y no di tres pasos antes de que su voz me detuviera.

-Sabes que no es cierto –me volví y ahí estaba esa sonrisa torcida y confiada que amaba.

-Lo sé –sonreí –Pero la próxima te toca a ti.

Los adioses necesariosOù les histoires vivent. Découvrez maintenant