LA ALMOHADA

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Cuantas veces le dijiste, susurraste o le gritaste, "no puedo más" a la almohada.

Esa misma almohada que te veía despertarte igual a la mañana siguiente y escuchaba los gritos de la mañana próxima.

Aquella que sintió miedo cuando de repente una noche no fuiste a descansar arriba de lo que tenía para ofrecerte.

Y pensó que quizás la vida no era más que quienes vienen a acostarse en nuestro hombro un ratito.

Y cuando sintió el peso de la cabeza de tu mamá, cara bañada en llanto y sorpresa.

Ahí, cuando supo que te habías ido.

Se dejó seguir siendo almohada pero no olvido la forma de tu nariz.

La humedad de tus lágrimas,

el peso de tus pensamientos y angustias.

Y entendió

por fin

que era todo aquello que le pesaba lo que más feliz le hacía.

Y quisiste revivir, demasiado tarde.

Aprender a quererte con vos en offDonde viven las historias. Descúbrelo ahora