Escape

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Quil pov. 

Diez años aquí encerrado, diez años que ellos estaban allá fuera disfrutando de sus dulces vidas, diez años en los que tuve que hacerme respetar en estas 4 paredes detrás de unas rejas, diez años en los que la venganza y el odio me llenaron la mente y de ahí que saliera un plan para acabar con todos ellos. 

Hoy saldría de aquí y no precisamente porque me dieran libertad condicional, hace algunos meses con otros reos habíamos planeado el mejor escape de la historia uno que Charlie Swan no se imaginaba, ese viejo me las pagaría estaba entre mi lista. 

-Quil -me llamó uno de los reos, su nombre era Stefan-, es hora no tardan los guardias en abrir las puertas. 

Me levante de mi incomoda cama si es que a eso se le podía llamar cama solo era un catre y una cobija. 

-Entonces vayamos a la biblioteca -así en este reclusorio había una biblioteca para aquellos idiota que se sentían mal por haber hecho lo que hicieron o simplemente para llevar una buena conducta, hace unas semanas habíamos comenzado a ir a la biblioteca con el fin de ayudar claro que eso no era lo que queríamos nosotros. 

Salí de mi celda y camine con Stefan a mi lado fuimos a la celdas de otros dos reos de nombres Vladimir y Jack. 

Cuando llegamos a la biblioteca nos distribuimos por el lugar, Stefan vino detrás de mí nos colocamos frente a una mesa llena de libros y comenzamos a acomodarlos. 

-Toma -Stefan me paso un encendedor. 

Vladimir y Jack habían escondió un día antes unos galones de gasolina que fueron cortesía de uno de los guardias de seguridad le habíamos prometido un buen dinero que claro nunca llegaría a sus manos planeábamos que se muriera aquí dentro. 

Jack me hizo una señal de que la gasolina ya estaba por todo el lugar por lo que cuando me acerque a uno de los librero encendí el encendedor y lo arroje hacia la gasolina. Todo empezó a arder en llamas en segundos, los guardias comenzaron a sacarnos a todos de ahí aprovechamos la distracción para salir por una de las puerta que estúpidamente dejo uno de los guardias abierta, cuando salimos al patio todo estaba completamente oscuro, el guardia que estaba vigilando estaba distraído cuidando de todos los reos que comenzaron a salir por las llamas... corrimos hacia una de las paredes y la escalamos, en poco tiempo ya estábamos del otro lado y fuera de esa prisión de mala muerte. 

-Al fin somos libres -dijo Jack. 

-Es mejor que nos vayamos de aquí antes de que se den cuenta y nos regresen allí dentro -dijo Stefan. 

-Vamos -dije, corrimos lejos de la prisión que estaba en medio de una especie de desierto pronto estaría en Chicago, pronto. 

Corrimos durante toda la noche, hasta que llegamos a una carretera estaba por amanecer pero no podíamos arriesgarnos a que nos vieran, necesitábamos cambiar nuestras ropas pues aun teníamos puesto el uniforme de la cárcel. 

-Ahí viene un carro -dijo Vladimir. 

-No podemos simplemente aparecer y ya -dijo Stefan. 

A estas horas ya sabían que nos habíamos escapado por lo que si no salíamos ahora entonces si nos encontrarían. 

-Creo que es mejor hacerlo, podíamos golpear a quien quiera que venga manejando somos 4, igual y viene solo o sola. 

-Pero...

-Stefan, tenemos que irnos ahora ¿entiendes? si no de nada servirá que hayamos escapado. 

-Entonces que sea ahora -dijo Jack parándose en medio de la carretera. 

El carro parecía uno de eso modelos antiguos y su conductor no era más que un chico que parecía que no conocía muy bien estas calles, freno al segundo que Jack se puso en frente de él. 

-BAJA DEL AUTO -grito Vladimir. 

El chico temerosos bajo del auto. 

-Por fa...vvvoorr no me haaagannn naaadaaa -dijo con voz temblorosa. 

-CALLATE -me acerque y le di un rodillazo en el estómago-. SUBAN -grite. 

Me subí de lado del conductor, Stefan en el asiento del acompañante, Vladimir y Jack en la parte trasera, arranque el coche dejando al tipo ahí en el suelo ya alguien lo encontraría después. 

Conduje por toda la carretera esperaba que llegara a Chicago pronto, la prisión estaba a unas cuantas horas así que esperaba estar ahí antes de que anocheciera.  

Charlie pov. 

Estaba doblando turno en la comisaría, últimamente no había mucho que hacer pues al parecer todo estaba más tranquilo claro que ha habido robos, asaltos pero ya menos frecuentes que hace algunos años. 

Estaba revisando el último caso que habíamos tenido cuando el sonido del teléfono me interrumpió. 

-Comisaría de Chicago habla el jefe Swan -conteste. 

-Jefe Swan hablamos del reformatorio de Chicago tenemos malas noticias. 

-¿Malas noticias? ¿Qué sucedió? 

-Hubo un incendió en la prisión con algunos heridos y algunos muertos -me informo-, pero eso no es todo se escaparon 4 reos y entre ellos iba Quil Ateara. 

-¿QUÉ? -me puse de pie de pronto-. ¿Cómo pudo suceder eso? No se supone que tienen seguridad reforzada. 

-Sí, pero todo se salió de control el fuego inmediatamente se expandió. 

-Maldita sea -murmure-. Mandare a algunas patrullas en su ayuda y cerrare algunas calles no debió de haber ido lejos. 

-Gracias jefe Swan. 

Colgué. 

No podía ser que se hubiera escapado si no lo había intento hace tiempo porque decidió hacerlo ahora ¿qué planeas Ateara? 

Mande unas patrullas a la prisión de Chicago cerré la calle principal para entrar a Chicago nadie saldría de aquí sin antes pasar por encima de mí, también envié algunos correos con la foto de Ateara, aún no sabía el nombre de los otros reos pero al menos ese maldito no iba a salir de aquí. 

Tendría que llamar a Kate pues ella corría más peligro que nadie de que Ateara estuviera suelto pues había sido gracias a ella que él había ido a prisión... solo esperaba que lo atrapáramos pronto y no tuviéramos problemas serios con él y si fuera necesario lo llevaríamos lejos de Chicago aunque tuviera que mandarlo a una prisión en medio del mar. 

Me senté de nuevo en mi silla y marque el numero de Kate sea lo que sea ella debería estar informada y así podríamos mantenerla a salvo. 

Narrador pov. 

Lo que Charlie no sabía era que no solo tenía que ser Kate solo la que estuviera a salvo pues había más personas involucradas que claro el ignoraba por completo. 









Venganza letalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora