Prólogo

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Entiendo- susurró, tan bajo que sus labios casi ni se separaron.

Su corazón estaba partido en dos. Su mente divagó por tantos lugares y ninguno al mismo tiempo. Cada palabra que la señora Jeon había dicho, cada palabra llena de pesar, de desesperación y de ansiedad habían hecho a Yugyeom un desastre andante.

Sus mejillas palidecieron de golpe mientras se negaba creer, muy dentro de sí, aquella voz decía al otro lado de la línea.

¿Por qué se rendían con tanta facilidad? ¿Por qué no seguían buscando? ¿Tan poco les importaba?

Se quedó congelado con el teléfono en la mano, intentando contener un grito desgarrador lleno de frustración e impotencia. Se sintió débil, quería quebrarse. Seguía tan atónito, y rogaba muy dentro de sí que todo fuera una broma.

Pero tenía que aceptar la realidad.

Jungkook había desaparecido hace medio año atrás. Y se había llevado, junto a él, el corazón de Yugyeom.

Y aquél día el policía tenía planeado cerrar el caso.

Yugyeom entró a la habitación de Jungkook, de aquel pequeño castaño y al cual solía llamar "mejor amigo".

Recordó aquel momento en el que se mudaron juntos, y sintió un escalofrío recorrer precipitadamente su espalda. Había llorado tanto que las lágrimas ya no salían de sus ojos. Lo hacían sentir tan insensible, pero sabía que no podía llorar más.

Se sintió raro al entrar a la habitación de Jungkook. Aquel siempre le había prohibido la entrada, salvo esas noches donde alguno se sentía mal y no necesitaban más que un abrazo.

El aroma de Jungkook llegó rápidamente a sus sentidos. Ese toque dulce y frutal de su perfume seguía bailando en ese pequeño espacio. O era un mecanismo de defensa del cerebro de Yugyeom para no perder la fe.

Paseó la mirada por la habitación. No pudo evitar imaginar a Jungkook recostado allí, o con su cámara en manos fotografiando todo con una brillante sonrisa. Sus ojos se volvieron a llenar de lágrimas. Lo extrañaba era innegable.

Paseó los dedos sobre el escritorio, débil, dispersó; y se recostó en la cama, intentando no ahogarse en su llanto. Sintió el vació de golpe. Era un dolor indescriptible.

"No debería" pensó. Pero la curiosidad le ganaba "¿Y si hay alguna pista?" "Puedo encontrar algo que me ayude para saber dónde está?" Miles de excusas pasaron por su mente para no sentirse culpable por romper una regla. Suspiró y se sentó en la cama. Cogió la caja y la abrió, dudoso vació la caja sobre la mesa.

Su corazón se detuvo al ver lo que había dentro.






Lo que no te pude decir. YugkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora