25 de marzo de 2002
El hombre de bata blanca salió de la sala de internación donde se encontraba Helen Shepard. Traía muy mala cara, y Leonard no pudo evitar sentir su estómago retorcerse. Sabía que podrían ser malas noticias, noticias que destruirían a su familia, y aún sabiendo qué pasaría, volvía a preguntarse: ¿Por qué la vida es tan injusta? ¿Por qué tiene que empeñarse en hacerle pasarla mal a los más inocentes? Inconscientemente, se volteó hacia sus dos niños, Dylan y Tyler, que se habían levantado de sus butacas apenas vieron al doctor. Tenían la mirada decidida, e iban de la mano, apretándose mutuamente. Leonard trató de sonreírles pero no pudo.
-¿La familia de Helen Shepard, verdad? -preguntó el médico. Leonard asintió, junto con sus dos gemelos respaldándolo.
El doctor se limitó a observar la escena con mucha pena. Miraba a los gemelos de apenas cinco años, y a su padre, tan joven y con toda la responsabilidad. El doctor no pudo evitar pensar que estaba a punto de decirle algo a esa familia, que marcaría sus vidas, que la destruiría. Inspiró mucho aire, antes de decir con toda la suavidad de la que fue capaz.
-Lo siento mucho, Helen Shepard acaba de fallecer.
