Capítulo 14.

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No sabía a quién buscaba, si a Khalius o a Owen. No sabía donde encontrarlos y tampoco sabía si Luchia o como quisiera que la llamase me seguía o no. Tenía todos mis sentidos en un único objetivo.

A medida que pasaba, los miembros de Lilium y el servicio de Bernaskell se apartaba tan rápido como podían evitando mirarme a los ojos. Tras recorrer el amplio pasillo, que más que ello parecía una galería dedicada por entero a la naturaleza y en concreto a sus bosques, encontré un gran portón de doble puerta tan reluciente como obstentoso.

Me quedé quieta. Coloqué un mechón de pelo tras la oreja y me dediqué a escuchar.

Nos han informado que se han encontrado más fisuras en Pandora, Klaus.

Debe ser a causa de Rosalinda y Lisbeth. —Se apresuró a decir en tono tan preocupado como enfadado— Erick, busca a Luchia. E intentar despertar una vez más a Enaira, ya han pasado dos días... también trae a las demás.

Saber que Pandora seguía teniendo fisuras me había petrificado en el sitio. Me hervía la sangre de furia. Si eso seguía así, no habría Pandora ni lugar al que volver.

A causa de ese ensimismamiento, no me había percatado de que Erick estaba frente a mi con las puertas del despacho de Khalius abiertas.

—Buenas tardes, Enaira.

Sacudí la cabeza obligándome a centrarme en el aquí y ahora.

Bonjour, Erick. —Sonreí mostrando los dos largos colmillos que sobre salían orgullosos y putiagudos.

Él parecía mirarme ofendido. Sabía que había estado escuchando. Ensanché la sonrisa y negué.

—Os podía escuchar desde cualquier otro lugar Erick.

Éste se apartó ignorando la respuesta a su silenciosa pregunta, incitandome a pasar.

El despacho se encontraba iluminado para variar. Khalius, sentado tras su enorme mesa llena de papeles y una lamparita, vestido de blanco y con aquel porte parecía todo un rey.

—¿Qué tal la siesta? —bromeó nada más verme.

—Bien. Hubiera sido mejor con un par de tragos de sangre fresca y dulce. ¿Te ofreces Khalius?

Erick había desaparecido y, a pesar del aspecto tranquilo del lugar, el ambiente se crispaba tenso.

Khalius había cambiado de expresión a una más seria y cautelosa.

—Bien visto Némesis. ¿Qué te trae por aquí?

Reí. ¿Me tomaba por ilusa?

Avancé hasta uno de los sillones blancos que había frente a la mesa de caoba negro. Tomé asiento, coloqué los brazos en su respectivo lugar y crucé las piernas.

—No está bien que me tome por idiota, milord. —Bufé burlona por mi tono— Rosen ha vuelto al Reino de la Oscuridad. ¡Genial! Dónde está Lisbeth. Qué ocurre con Pandora. Qué hace aquí Luchia. Y qué hace aquí el tal Owen Remington. —Silencio— Respóndeme Khalius. Y no es una petición.

Khalius mantuvo su silencio varios minutos más antes de decidirse a responder. Estaba enfadado, muy, muy enfadado. El rostro serio y los ojos totalmente oscuros no decían otra cosa.

—Sí —comenzó con tono falsamente tranquilo—. Rosalinda a vuelto a su reino. Y se ha llevado a Lisbeth con ella. —Colocó ambas manos, entrelazadas, sobre unos documentos— Ayer, cuando apareciste con Luchia, ella nos entregó el Aura de Lisbeth —arqueé una ceja consciente de lo que aquello podía representar—. No, no. No está muerta. Pero ha conseguido separarse de su pecado. Y de alguna manera, Luchia lo tenía. El qué hace ella, tampoco lo sé. Supongo que te buscaba, como las demás. —Frunció el ceño recostando la espalda en la silla y separándose de la mesa— Owen Remington, al igual que Leonardo Cacciatore y yo es otro Lord con una llave.

Proyecto Pandora: Bienvenido al Pandemonio.Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt