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Hay situaciones que pueden marcar tu vida para siempre.

A mí, me marcaron tus labios, la peculiaridad que posee tu sonrisa, tus ojos que trastocan mi alma y aquella curiosidad por saber quién eras, una hermosa y sencilla mujer que admiraba cada día pasar frente a mí.

Podría haber sido ciego y me habría perdido la clarividencia de apreciarte, sin embargo presumo ante el mundo lo invidentes que han de ser por no admirar la esencia de tu carisma, y en caso de oscurecerse mi vista, nunca lo hará mi corazón embelesado por ti.

Qué más podría desear en esta vida si ya entero me he entregado a ti, he caído rendido sin que me lo pidieras, soy la noche soñando armonizar contigo mi bello amanecer.

Tengo tanto que decirte y hacer, que se me iría la vida en un suspiro, entonces debes saber que te amo, te anhelo hasta en el minuto que sobra perdido en el ocaso del día y envidio al tiempo que ha de malgastarse en vano al tenerte lejos de mí.

Por si muero en la distancia, sumergiéndome en el infierno al codiciarte con ansias, quebrantar las leyes de tu piel deseando amarte y juntos embriagarnos en un hipnótico bucle de amor.

Con cariño.

Completamente tuyo.

Erek Flamcourt.

En algún lugar del mundo.

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Notas antes de continuar

• Esta es una bilogía llamada:

El minuto que nos sobró

El minuto que se detuvo.

El minuto que nos sobró, está publicada en físico y en digital para comprar.

• Está prohibido copiar, editar o robar partes de la historia con el fin de plagiar. Escribir cuesta trabajo y tiempo, se espera que eso se valore.

Hasta entonces ¡Besos!


El minuto que nos sobró (Libro I) Where stories live. Discover now