Capítulo 1: The Black Skull.

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El peso de su semiautomática comenzaba a debilitar sus brazos y sudor corría por su nuca mientras Dominick Creeds veía por la mirilla de su M4 en busca de actividad sospechosa.

¿Dónde mierda estaban todos?

La noche estaba demasiado quieta y silenciosa, así que cuando su compañero comenzó a masticar papas fritas en el comunicador de su oreja Dominick no pudo evitar saltar en su lugar.

―Maldita sea, Allen ―siseó entre dientes. Solo se escuchó risa y el sonido de una bolsa removiéndose contra el micrófono.

Dominick no pudo evitar los ojos antes de volver su atención a la puerta de una vieja bodega donde se suponía que se encontraban algunos hombres importantes de los Black Skull, la mafia más poderosa de Estados Unidos a la fecha.

― ¿Un poquito tenebroso, no crees, Creeds? ―Preguntó Jake con diversión, desde el pequeño auricular que lo comunicaba con el resto de sus hombres.

―Concéntrate Allen, por Dios ―Lo reprendió con exasperación.

Concéntrate Allen por Dios ―Se burló, utilizando voz ridículamente grave, seguido de una juvenil carcajada―. Oye, por cierto, Gwen me dijo que te invitar a al cumpleaños de Miranda, es este sábado y va a haber payasos... sé que la última vez que viste un payaso casi te cagas encima pero...

―Señor, hay alguien llegando ―Murmuró uno de sus hombres detrás de él mientras Jake seguía hablando del primer cumpleaños de su sobrina con entusiasmo

Dios Allen, cierra la boca ―Espetó en un susurro y mantuvo la vista fija en la mirilla de su rifle.

Jake obedeció al instante, así que Dominick pudo concentrarse en el pequeño y regordete hombre que observaba a su alrededor con nerviosismo antes de entrar a la bodega y cerrar tras de sí.

―Prepárense para avanzar ―Le dijo a Jake, recibiendo en respuesta una pequeña afirmación.

Dominick sentía la adrenalina acumulándose en su pecho, normal en la mayor parte de sus misiones, pero en especial en esta. Según su fuente, esa noche un hombre importante dentro de la organización se encontraría con Jeff Kingsley, el jefe de los Black Skull, o al menos eso era lo que su informante les había dicho.

Si cortaba la cabeza, el cuerpo le seguiría, Dominick se repitió a sí mismo.

Era hora.

Hizo una pequeña señal a sus hombres y avanzo en cuclillas, buscando más movimiento a su alrededor. Su pequeño equipo se posicionó frente a la puerta de la bodega y Dominick contabilizó hasta tres con sus dedos. Al llegar al uno, Richard, su compañero, abrió puerta de una fuerte patada y ellos entraron.

― ¡DPD, no se muevan!

Había solamente dos hombres ahí, y el más alto de ellos fue rápido; sacó una pistola y disparó a uno de su equipo. Antes de que diera un segundo tiro fue detenido por una bala atravesando su abdomen, y cayó con facilidad al suelo. El segundo intentó escapar corriendo lejos de ellos, pero justo en ese momento apareció el grupo de Jake desde la puerta trasera, acorralándolo por completo.

― ¡Suelta el arma, manos a la nuca! ―Dominick exclamó, el sujeto, al darse cuenta que estaba condenado, simplemente dejó el arma caer al suelo y levantó ambas manos. Uno de sus hombres lo arrestó mientras el otro le recitaba sus derechos así que Dominick se encargó de revisar el perímetro en busca de alguien que pudiera estar oculto.

Ahí no había nadie más.

Luego de encontrarse con Jake afuera, donde el resto de las patrullas y la ambulancia estaban comenzando a llegar, él le dijo que no había nadie más en el perímetro y tampoco habían carros que pudiesen pertenecer a los dos hombres arrestados.

Deadly Game (GAY).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora