H [71%] - Yincana de bienvenida

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~She sits at home with the lights out~

Cuando termino de colocar el saco de dormir me estiro y me masajeo la zona de los riñones. Caray, nunca había pensado que sacar un saco de dormir podría costar tanto como meterlo. Me siento encima del saco, que a su vez está encima de un colchón al que se le notan todos y cada uno de los muelles. No está en sus mejores condiciones, desde luego que no, pero la estancia es bastante espaciosa teniendo en cuenta que sólo hay camas para ocho personas - cuatro literas. A mí me toca dormir en la de abajo, cosa de ser nueva. Pero no me quejo, nunca he sido especialmente fan de las alturas.

 Miro a mi alrededor con curiosidad, sin saber muy bien qué hacer. Es la primera vez que estoy de campamentos y siento que no sé qué hacer si no me lo dicen en cada momento. Es como si el resto de la gente tuviera algún tipo de horario detallado mientras que yo he recibido una hoja en blanco. También influye el hecho de que la mayoría se están reencontrando con viejos amigos mientras que yo no conozco a nadie, supongo. Aunque espero que eso cambie pronto, porque de momento solo he hablado con dos chicas que no parecían especialmente interesadas en hablar con la nueva.

Suspiro. No, no me voy a dejar arrellanar por la situación. He venido aquí para pasármelo bien, porque siempre he tenido ganas de ir a un campamento pero mis amigas del instituto nunca han querido ir a ninguno. Así que aquí estoy, más sola que la una, en el último año en el que no te toca ir de monitor a los campamentos: ay, dulces 17.

De pronto entra en tropel un grupillo formado por tres chicos y dos chicas, y sin poder evitarlo me los quedo mirando. Ya sé que esa es probablemente una de las peores maneras de hacer amigos, mirar a alguien desde la distancia con cara de pena sintiéndote marginada, pero no puedo evitar sentirme fuera de lugar. Sabía que iba a ser difícil encajar al principio, pero no imaginaba que la gente podía ser tan excluyente en una actividad a la que vas para conocer a más personas.

-Pronto va a empezar la yincana, será mejor que vayas al comedor ya - dice un chico, y cuando levanto la cabeza me doy cuenta de que me está hablando a mí. Una de las chicas lo mira con frustración y me pregunto cuál es su problema.

-Vale, gracias - digo levantándome y le dedico una fugaz sonrisa, lo suficientemente corta como para que esas dos chicas no la malinterpreten. Cuando me dispongo a unirme a su grupo, algo me frena de golpe. ¿Sabes esa sensación que tienes cuando alguien no te quiere a su alrededor? Esos pequeños gestos que te indican que le caes mal, como ponerse delante de ti, cerrarte el paso, o no hacerse a un lado cuando quieres unirte a un grupo. Bien, pues eso es exactamente lo que está haciendo esa chica. Me paso unos mechones por detrás de las orejas y finjo que miro algo extremadamente interesante de la habitación, porque sinceramente, soy nueva pero no tonta. Y no pienso arrastrarme por hablar con alguien. Sólo es el primer día, alguien habrá que quiera dirigirme la palabra, ¿no?

Así que eso hago. Espero a que se vayan, y camino lentamente detrás de ellos, lo suficientemente cerca como para no perderme, pero lo suficientemente alejada como para que no piensen que soy una acoplada. Me abrazo a mí misma cuando compruebo que la gente a mi alrededor va en grupitos cerrados. Sólo tengo que sobrevivir a la primera noche. Dicen que eso es lo más difícil, después todo va como la seda. Por mi vida espero que eso sea verdad.

Cuando llegamos a una gran sala llena de mesas de picnic vamos reduciendo el paso y nos acercamos a un par de mesas más grandes que el resto. Los monitores nos están esperando ahí. 

-Vamos a explicar las reglas para la yincana de este año. Esta vez no va a haber grupos, sino que estaréis divididos en parejas - los murmullos comienzan a propagarse por la sala - y lo más importante, para darle un toque... hum... interesante - dice el que parece más mayor, aunque no sobrepasará los veinte - las parejas serán chico-chica.

Si apenas conseguía oír bien lo que decía el monitor desde mi posición, ahora ya no oigo absolutamente nada. La noticia de las parejas hace que todos lo comenten como si se tratara de quedarse sin comer una semana. O peor, como si les dieran comida gratis durante una semana.

-Pero no os emocionéis, lo más gracioso es que las parejas las elegimos nosotros - prosigue una chica de cara risueña que no aparenta ser mucho mayor que yo. Las gafas se le bajan constantemente por lo que tiene un tic asimilado de subírselas dándo un toque con la manos hacia arriba en el borde inferior del cristal derecho.- A cada uno se os asignará un papel con diversos datos acerca de vuestra pareja, descripción física, aficiones... y cuando la encontréis tenéis que dirigiros rápidamente hacia las mesas de picnic que hay al lado de la entrada del campamento. Allí os daremos un mapa de la zona y las pruebas de la yincana que deberéis superar. 

-Como véis, la "primera prueba" es más fácil cuanta más gente conoces, pero todas van a requerir distintas habilidades así que, buena suerte y... ¡a correr!

 Entonces empiezan los empujones. Nunca he sido una persona especialmente corpulenta ni tampoco demasiado alta, por lo que parece que, de ser la nueva, he pasado a la total y absoluta invisibilidad. La gente a mi alrededor me propina codazos y empujones en su lucha por ser los primeros en pillar uno de esos panfletos. Yo sin embargo, no tengo demasiada prisa. Todavía estoy intentando asimilar que la primera prueba va a hacerme las cosas aún más difíciles de lo que ya me están resultando. 

-Por favor, a los que no os tenemos que dar papel, moveros hacia otro lugar de la sala. Sólo uno de cada pareja recibe el papel con las primeras indicaciones.

Pero qué leches. ¿Cómo que sólo uno de nosotros recibe las indicaciones? ¡Sería muchísimo más fácil si fuéramos los dos! Rezo mentalmente para que a mí no me toque encontrar a mi pareja, aunque realmente tampoco creo que a él le resultara mucho más fácil encontrarme teniendo en cuenta que, uh, bueno, soy la nueva y no llamo mucho la atención. Aunque me pudiera encontrar por eliminación del resto de chicas, tardaría un buen rato en verme. Suspiro y trato de abrirme paso entre la gente. Cuando llego al lado de la chica risueña le digo mi nombre y lo comprueba en una lista, en la que por más que me esfuerzo en mirar por encima del papel, no figura el nombre de mi pareja. Aunque tampoco es plan de ponerme a chillar un nombre en medio de la sala. 

-Toma. Por lo que veo, es la primera vez que vienes aquí, espero que te lo pases genial y que repitas el año que viene. Siento que esta prueba sea difícil para ti, pero por lo menos te hemos emparejado con alguien que no te decepcionará. Ya nos darás las gracias por eso.

Agarro el papel que ella me tiende y me siento empujada hacia un lateral. ¿Que "él" no me decepcionará? ¿Qué significa eso? Como si no tuviera ya suficiente confusión mental.

No pierdo el tiempo y leo de corrido todo lo que pone en el papel:

-Tiene el pelo rizado.
-Lo identificarás por su gran sonrisa.
-Es muy bueno improvisando ritmos.

¿Tres míseras pistas? ¿Tres pistas y ya está? Suspiro tratando de mantener la calma. A ver, no puede haber tanta gente que tenga el pelo rizado, pero sinceramente, estoy empezando a dudar eso de que no me va a decepcionar. ¿Una gran sonrisa y buen sentido del ritmo? ¿Acaso eso me va a ayudar a superar las pruebas? Ya sería bastante mala suerte que encima me tocara con el tonto del campamento. Si hay algo que odio más que ser nueva en un lugar, desde luego que es perder.

+++

Este es el primer capítulo de la historia corta u One Shot. Sólo tengo un par de capítulos más escritos, así que dependiendo de la acogida que tenga subiré antes o después, ya que no quiero que interfiera en mi ritmo de subida de las otras historias. No va a ser una historia muy larga pero espero que os guste ^^

Low battery║a. irwin auWhere stories live. Discover now