Parte única.

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Hinata estaba al borde de un colapso.

Más o menos.

Tsukishima simplemente le dice que se relaje, pero el chico no lo escucha, está completamente enfrascado en el celular mientras trata de averiguar dónde rayos puede conseguir a otro florista en tan poco tiempo.

A Tsukishima no le importan las flores. Si por él fuera, no tendrían ningún tipo de flores en la boda. Hinata insistió bastante en tener al menos unos cuantos arreglos, además de los ramos para ambos, porque, según él, los dos necesitaban tener flores, no sólo uno de ellos y, si bien le gustaba molestar a su novio siempre que hubiera oportunidad, no se pudo negar ante su mirada enojada. Si hubiera usado los ojos de cachorro hubiera sido más fácil, pero como usó esa expresión como si estuviera a punto de matar a alguien, decidió aceptar finalmente.

A veces se preguntaba cómo es que ambos habían durado tanto tiempo juntos como para llegar al matrimonio. No le daba muchas vueltas porque al final ni él estaba seguro de eso, sólo sabía que Hinata era muy importante para él y viceversa.

Tal vez justamente por eso le estaba dando la mayoría del control sobre los preparativos para la boda. Si bien sus gustos solían chocar, le había gustado el tema que Hinata eligió para su boda. Era algo obvio, ya que estaba inspirado en sus propios nombres: la Luna y el Sol.

Ciertamente, no sabe ni por qué se sorprendió un poco cuando Hinata le dijo la idea. Viniendo de él, era bastante obvio que iba a querer algo relacionado a sus personalidades tan opuestas. No iba a perder una oportunidad así para tener una boda temática.

Aun así, no pudo evitar sonreír al verlo suspirar de alivio al encontrar una nueva floristería para su boda. Si Hinata se estresaba, él también se estresaba y todo terminaba en desastre, por lo que prefería ver a su novio calmado y no con los nervios a flor de piel.

La verdad, aunque fuera algo atípico viniendo de él, del amargado Tsukishima Kei, no podía esperar por la boda.

Hinata siente que al fin puede respirar después de conseguir a un nuevo florista. Tenía que darle las gracias a Yachi cuando la viera dentro de una semana. Se pasó la mano por el cabello, dejándose caer en el sofá. Estaba solo en su apartamento. Tsukishima había salido a comprar algo de cenar hace rato, aunque lo más probable es que estuviera cerca del departamento.

No tenía mucho que hacer. Bueno, eso era una mentira. Todavía no terminaba de acomodar todas las invitaciones en sus respectivos sobres. Tampoco había terminado de asignar a los invitados en las mesas. Tsukishima quería que tanto Bokuto como Kuroo estuvieran lo más lejos posible de él. Aunque dado a que el lugar era bastante pequeño, no creía poder mantenerlos alejados del todo.

Además, Hinata quería tener a Bokuto cerca. Y a Kenma también.

Y no es como si fuera a funcionar del todo. Bokuto y Kuroo siempre encontraban alguna forma de sacar de quicio a Tsukishima. Hinata sabía que los apreciaba en el fondo... muy en el fondo, pero era un hecho.

La puerta se abrió y Tsukishima entró, dejando en el piso la bolsa que llevaba consigo. Dejó sus zapatos en la entrada y se sacó el pesado abrigo, colgándolo junto a la bufanda y sacándose los guantes, dejándolos encima de una pequeña mesa.

Hinata saltó del sofá y corrió directo a los brazos de Tsukishima, casi pateando la comida. El rubio suspiró resignado, pero pasó brevemente sus brazos alrededor de la pequeña figura de Hinata. Le alejó y simplemente murmuró un cansado "Estoy en casa" al tomar la bolsa con la comida y se dirigió a la cocina con Hinata detrás de él.

Hinata notó inmediatamente que Tsukishima no estaría de humor para seguir haciendo cosas relacionados a la boda. No lo culpaba, era agotador, y eso que era él quien hacía la mayoría de las cosas debido a que tenía más tiempo libre.

Hasta que nos volvamos a encontrarWhere stories live. Discover now