— No, era mi excusa perfecta para volverte a ver.

Me ruborizo.

— Te propongo algo.

Le miro con atención.

— Tengamos una cita.

¿Cita? Siempre cuando tengo citas fracaso y siento la necesidad de huir del momento y de la persona.

— Y-yo...

— Hoy en la noche — propone.

— Tengo cosas que hacer — me rasco la cabeza —, mi madre ha organizado un evento por mi cumpleaños, algo que es muy común de ella.

— Oh... — mira al suelo, desilusionado.

— Si quieres puedes ir...

— No seria una cita si hay más gente.

— ¿Mañana?

— Es un hecho — estrechamos nuestras manos—. Desde hoy no te libraras tan fácil de mi, Ignacia — dice posesivamente y me provoca un poco de miedo. Sin embargo, no es exactamente ese miedo de estar asustada por culpa de esa persona, si no más bien es el temor de que por fin logre olvidarme de Thomas.

¿Quién me entiende? Primero quiero olvidarme de él, pero después cuando creo que tendré la oportunidad de hacerlo me da miedo de dejarle ir. Thomas no ha sido todo malo en mi vida, ha provocado que la Ignacia que creía que se había marchado con Eric, en realidad estuvo dormida en lo más profundo de mí ser.

Observo a Lucas como se sube a su motocicleta y se marcha sin mirar atrás, apoyo la cabeza en el marco de la puerta y suspiro largo.

— Es lindo — comenta Maia desde lo alto de las escaleras. Doy un salto de sorpresa, ni siquiera había notado que ella estaba conmigo.

— ¿Estabas espiándonos?

Ella se encoge de hombros mientras baja las escaleras y se sienta en el sillón.

— Quería verle de más cerca — sonríe traviesa.

— ¿Y? — me siento a su lado.

— Es ardiente — nos reímos — si no lo quieres podrías dármelo.

Le entregaría a Lucas y todos los demás hombres con tal de que se olvide de Thomas.

— ¡Maia! — finjo asesinarla con la mirada —. Casi me cuesta la vida obtener su atención.

— Que mentira, el único sacrificio que has hecho es no llevártelo a la cama.

— Las ganas me sobran.

— Lo sé.

— ¿Qué?

— Siento el calor que emana tu cuerpo — bromea — huelo la necesidad en tu sangre — se ríe.

— No estoy...

Suena el timbre, mi amiga se levanta de su lugar rápidamente para abrir la puerta, supongo que es Lucas que quiere volver a besarme, pero no. Cuando la puerta se abre mi madre entra rápidamente a casa y cierra la puerta detrás de ella.

— ¡Feliz Cumpleaños! — Grita, me levanta del sillón de un movimiento brusco de brazos y me abraza exageradamente — ¿Estas lista para una tarde de spa?

Miro a mi amiga, que tiene una sonrisa burlesca en la cara. Siempre le ha causado gracia mi madre cuando esta así de eufórica.

— Hoy será la mejor fiesta de la cuidad, más bien del país. La prensa estará presente.

— ¿Qué? — Me dejo caer en el sillón — Pensé que seria una gala entre amigos y familiares...

— Así es.

— ¿Entonces porque van periodistas?

— Es solo para la alfombra roja y la recepción.

— ¿Alfombra roja? — Pregunta Maia — Es todo muy exagerado ¿no cree?

— Exacto.

Mi madre pone los ojos en blanco.

— Niñas, no puedo cancelar nada a tan pocas horas de que se realice la fiesta. Los trabajadores ya han llegado a montar todo en casa.

— Pero...

— Pero nada — nos mira de pies a cabeza —, solo necesitan ponerse zapatos y nos vamos a una tarde de spa.

Me levanto con desgano del sillón, Maia sube primero que las escaleras y yo voy siguiéndole el paso.

— Hija — mi madre me toma de brazo, me hace una señal con los ojos para que espere a que Maia suba.

— ¿Qué pasa?

— Tengo dos cosas que informarte — se pone seria.

Si su semblante cambia esa forma es porque tiene algo muy importante que decir.

— Entre las personas confirmadas esta Eric — traga saliva.

— ¿Y? — Alzo una ceja — No me molesta volver a verle.

— A tu padre se le ocurrió la maravillosa idea de volver hacer negocios con empresas Martin.

— ¿Y eso a mi qué?

— Que entre las cláusulas estas tú involucrada.

— ¡Qué! — se me paraliza el corazón. Mi padre no puede hacerme algo así, me está traicionando de la peor manera.

— Para que todo salga bien debes ser amable con Eric — traga saliva y los ojos se le llenan de lágrimas.

A mi también me pasa lo mismo pero intento hacerme la fuerte, todos estos años no he hecho más que aprender las tácticas de mi padre que me han llevado al éxito de mi fundación y este negocio no será la excepción.

— Jamás le perdonaré a tu padre que te haga esto, hija.

— No te preocupes, ma — le doy golpecitos en los hombros —. Sé como manejar a Eric — trago saliva — ¿Y cuál es la otra cosa que debías informarme? — intento cambiar el tema para no dejarme vencer por el llanto. Me duele que mi padre me involucre en sus asuntos sin consultarme.

— Thomas también ha confirmado. 

Lo más bonito de ti ©Where stories live. Discover now