Las respiraciones estaban entrecortadas y los músculos acalambrados, hacía mucho que no enfrentaban a una amenaza semejante. Sin importar cuantos draugr atacaran, otros encontraban la manera de levantarse haciendo de aquel enfrentamiento una pelea sin fin. Sus fuerzas se estaban agotando. Aquellos seres de aspecto putrefacto y hedor nauseabundo, tenían una fuerza sobrehumana que utilizaban para aplastar a sus víctimas. Poseían un hambre voraz y jamás morían... porque ya estaban muertos.
Un escalofrió recorrió el cuerpo de Sif, temblaba como una presa ante la cercanía de aquellos horripilantes seres. Habían acabado con más de la mitad del ejército que los acompañaba en un suspiro y ahora, por alguna razón mágica que no alcanzaba a comprender, sus compañeros caídos los estaban atacando. No le daba vergüenza admitir que estaba terriblemente asustada, aquella no era la muerte gloriosa que había imaginado; empezando porque no estaría del todo muerta y trataría a toda costa de atacar a sus amigos. Casi sin pensarlo se volvió a mirar a Thor.
Tal vez era porque había convivido toda su vida con su hermano y las rarezas que rodeaban al hechicero, pero el guerrero no parecía desencajarle el que estuvieran enfrentándose contra muertos vivientes. Para él, era otro ejército que derrotar y se enfrentaba a ellos con valor, aunque estos volvieran a levantarse.
—¡Esto no está sirviendo de nada! —le dijo Loki a Thor con la respiración entrecortada—. Si no acabamos con quien los controla, ellos acabaran con nosotros.
Pero aquel ser no se veía por ningún lado.
Sif debía admitir que se sentía más tranquila contando con el hechicero en su equipo y, aunque al principio se quejó como siempre que Thor insistía en llevarlo en alguna misión, al final lo agradeció. Su magia, por mucho, estaba haciendo una gran diferencia en la batalla. Sus conocimientos sobre los punto débiles de su enemigo, estaban siendo fundamentales a la hora de enfrentar un ejército de seres que en su vida habían visto y que solo habían escuchado como un rumor.
Muy a su pesar, tenía que reconocer que los hermanos conformaban un estupendo equipo. Thor con su fuerza y su arrojo, Loki con su astucia y sabiduría. Tenían diferentes estilos de lucha que de cierta forma se complementaban, como en una fluida danza. Su nivel de comunicación era tal, que bastaba una mirada para saber lo que el otro pensaba de inmediato y, si eso no bastaba, estaba también ese otro lenguaje en el que se comunicaban desde niños, ese que solo ellos conocían y que les pertenecía.
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Thor golpeó el suelo con el poder devastador del rayo, pero ni esto logró detener a sus enemigos.
—Parece ser que mjolnir no me está funcionando bien hoy —dijo jadeando debido al cansancio. Solo ellos podían entender lo que decían.
—¿Ahora quieres culpar al martillo? —contesto Loki este en el mismo idioma, prendiéndole fuego a un par de draugr.
