Capítulo 18 || El verdugo

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—Esto es muy serio, Christian —dice Ross aterrada—. ¿Crees que los informes durante su mandato son falsos? —niego.

—No lo sé. Amenazaron con destruir mi empresa y en la posición que se encuentra Richard, podría hacer caer GEH algunos peldaños. Principalmente con nuestros socios, lo conocen, le hemos dado tanta credibilidad que le creerían si dice que el agua es roja. —Se pone de pie.

—Eso no lo voy a permitir —espeta enojada—. El no será quien dañe mis años de trabajo. —Arqueo una ceja. Pocas veces he visto a Ross enojada y este es uno de esos momentos. —Me encargaré de la auditoría. Tengo un amigo consultor contable que será capaz de sacar la mierda más profunda. —Sonríe con suficiencia.

—Perfecto. Andrea, que seguridad no permita el acceso de civiles sin reunión establecida. Todo el que concrete una cita será verificado por Welch. Barney se encargará del nuevo personal de seguridad. Que recursos humanos prepare la liquidación de todo el personal contratado durante la administración de Richard. —Ambas abren los ojos como platos.

—Quedaremos sin personal, Christian. Sabes que estamos en... —La interrumpo.

—Lo sé, encárgate de llenar esas plazas con aprobación de Barney. No quiero a nadie, absolutamente nadie contratado, sin un expediente en mi escritorio —advierto.

Ross asiente con un gruñido. Me pongo de pie.

—¿Qué harás con Richard? —Rodeo el escritorio.

—Mostrar su verdadero rostro frente a todos y sacarlo de mi empresa como lo que es, una completa basura —espeto sintiendo como la ira cubre mi cuerpo de una nube de calor—. Andrea, ordena que coloquen sus pertenencias en la entrada del edificio y pide a seguridad que suba. —Ambas me siguen a la salida.

Al entrar en la sala de juntas los murmullos cesan. Jamás había visto tantas personas reunidas en el salón. Están los altos mandos de empresas importantes de este país y representantes de las empresas internacionales. Nuestro socio más importante se encuentra en el cabezal de la mesa con una mirada escrutadora. Personalmente hablaré con Cian, más que socio somos amigos. Su padre fue el fundador de la empresa, dejando en su poder la herencia familiar. Nos hemos encontrado en cocteles o reuniones inesperadas que nos han permitido conocernos y los años han afianzado esa amistad que nació en medio de intereses.

Me coloco frente a todos buscando entre las doce personas que se encuentran en la sala al causante de mi mal humor y cómplice de mis desgracias. Lo encuentro a dos sillas de mí...

—Richard —pido se acerque con un gesto de cabeza. Asiente rápidamente poniéndose de pie y se acerca en el mismo porte seguro que lo caracteriza, totalmente confiado.

Sin pensarlo dos veces estampo con todas mis fuerzas mi mano en su rostro. Sillas, pasos y jadeos de sorpresas no se hacen esperar. La inconfundible mano de Ted me detiene con fuerza y no pongo resistencia. Inhalo y exhalo mientras tres personas intentan reanimarlo ya que el golpe lo ha llevado directamente al suelo dejándolo inconsciente.

Abro y cierro mi mano buscando controlar el dolor que ha dejado el golpe en mis nudillos. Miro los mismos encontrando dos heridas de las que emanan hilos de sangre.

—¡Mierda! —se queja Ted—. Andrea que traigan con que curar su mano. —Mis ojos no se despegan del hombre que poco a poco empieza a recuperar la consciencia. —¡Te has vuelto loco papá!

—En la silla —dice Alberto, parte del comité de socios.

Me mantengo impasible. Siento todas las miradas puestas en mí, temerosos a mi actuar. El maldito bastardo se limpia la sangre con pequeños quejidos.

Liberando Sombras #2 (Saga Sombras, Grey)Where stories live. Discover now