Liberando Sombras #2 (Saga Sombras, Grey)

Capítulo 19 || Nueva faceta

—¿Qué van a hacerme? —pregunta el asqueroso traidor siendo atado.

Sawyer me mira fijamente. Es una mirada completamente diferente a las muchas que conozco, es una mirada de temor y preocupación por la ira que cubre mi cuerpo. Estoy seguro que se está preguntando que tanto puedo llegar a hacer en el estado que me encuentro y lo sé, quiero todo. Necesito saber sus planes y ubicación o de lo contrario no sé qué podría llegar a hacer.

—Tú y yo vamos a hablar —digo tomando asiento en la silla que aguarda frente a él. Es una distancia que me deja apreciar por completo su cuerpo atado a esa cruz de madera que use en mis días de dominante. Aún recuerdo el día exacto en que desmantelaron por completo esa habitación. Taylor se encargó de sacar todo a excepción de la cruz que decidí archivar en el sótano y luego perdí la noción de saber que estaba aquí hasta ahora. Muy propia para el momento. —Dirás todo lo que quiero saber y mis hombres evitarán golpearte. —Sonríe divertido.

Miro a Hulk, el más grande y fuerte del despliegue de seguridad que contrató Barney para el cuidado de la empresa. Le hago un gesto de asentimiento que entiende. Se posiciona frente a él y sin tomarse mucho tiempo impacta su mano en su abdomen.

El sonido violento de los grilletes en sus pies y cadenas en sus manos resuena en el lugar acompañando su exhalación de dolor. 

Necesitaba material fuerte del cual no pudiera zafarse, nada mejor que grilletes y cadenas. 

» ¿Tenías alguna duda? —Sus hombros suben y bajan como prueba de su respiración dificultosa. —¿Quién murió? ¿Anthon o Alessandro? —Levanta su mirada furibunda centrándose en mis ojos.

—¡Púdrete, Grey! —Hulk vuelve a estampar su mano en su abdomen, pero esta vez acompañado de otro igual de fuerte en su rostro. —¡Maldito hijo de puta! —espeta tan bajo que dificulta oírlo, pero el sótano siendo un lugar cerrado permite escuchar cualquier sonido a la perfección.

Escupe una leve cantidad de sangre que mancha su camisa Armani, en un blanco pulcro, completamente arrugada.

—Muy mal, Richard, contesta. ¿Cuál de los dos murió? —Sus ojos rojos dejan ver el odio en su máxima expresión. —Me odias, no te preocupes que el sentimiento es mutuo y en estos momentos mucho más intenso. Ahora responde. —Levanta la cabeza con altanería.

—Te crees superior a todos —espeta con amargura—. Piensas que todos debemos responder a tus demandas por ser un maldito millonario más. —Sonríe mostrando su perfecta dentadura con sangre. —No eres invencible, Grey —ríe—, con tu maldito despliegue de idiotas hemos llegado a ti. ¿Crees que no disfruté ver cómo sufrías por la inesperada muerte de tu esposa? Me llenaba ver tu mirada mostrando un dolor que no te preocupaba esconder, me satisfacía saber que mientras tu llorabas su ausencia mi primo disfrutaba de ella. —Aprieto la mandíbula. —¿Crees que no la tocó? ¿De verdad le crees? —Se carcajea.

Le hago un gesto a Hulk, pero es Dean, otro de los gorilas de seguridad, quien lo golpea dos veces.

—Te hice una pregunta, Richard. No me obligues a tomar otras medidas más dolorosas.

—¡Vete al infierno! —grita furioso. Otro golpe a su rostro lo deja débil sosteniendo su cuerpo únicamente de las cadenas en sus manos—. Vas a pagar por esto —amenaza—, de la misma manera que lo ha hecho el maldito arrogante de tu hijo y el bastardo... —Me pongo de pie apresuradamente. Lo tomo de su cuello con fuerza obligándolo a mirarme directo a los ojos.

—Aquí el único maldito, bastardo y desgraciado eres tú. —Estampo su cabeza en el cabezal de madera. Me alejo lentamente escuchando los sonidos de dolor que emite y los gestos de su rostro. —Más de veinte años, Richard. Más de veinte años siendo mi empleado y acepto que no lo vi venir. Te abrí las puertas de mi empresa, de mi familia, escalaste en una posición social por mí. ¡Fui quien te mató el hambre! —le grito—. Todo lo que eres es gracias mí, aunque te retuerza el asqueroso estómago.