Time to shine (One Direction/Harry Potter AU fanfiction)

III

Kate se levantó, desganada, colgándose el bolso al hombro mientras caminaba justo detrás de la directora. Quizás nunca más podría entrar a Transformaciones, y tendría que tomar exámenes libres sin saber absolutamente nada. Quizás nadie nunca le dirigiría jamás la palabra por el numerito dramático completamente innecesario. O quizás el rumor de su actuación se extendería por todo el castillo y sería conocida como la chica que había perdido los estribos solo porque la profesora Aubrey no sabía su nombre. O quizás –peor aún- la expulsarían, y tendría que explicarle a sus padres que se había quedado sin colegio simplemente porque una persona no sabía su nombre.

-Adelante –la directora la hizo pasar una vez que subieron la escalera de caracol. Se sentó detrás del escritorio y le indicó que tomara asiento.

Ella nunca había estado allí, aunque había escuchado a Louis y a Harry hablarles del lugar muchísimas veces, por las innumerables ocasiones en que ambos habían sido castigados por gastarle bromas a los alumnos o a los profesores. El lugar era exactamente como ellos lo habían descrito: una oficina redonda, con incontables artefactos mágicos que ella desconocía y las paredes repletas de retratos de directores antiguos. Kate no pudo evitar gruñir por lo bajo al ver al sombrero seleccionador, que descansaba sin vida sobre una estantería llena de libros. Todo era culpa de ese jodido trapo viejo. Si el Sombrero hubiese dicho Hufflepuff, podría haber conocido gente más agradable que las compañeras que tenía en Ravenclaw, Niall habría estado con ella desde un principio y probablemente los profesores, que por lo general eran particularmente amables con la gente de esa casa, conocerían su nombre.

-Señorita Whitelock, la profesora Aubrey me ha informado acerca de lo ocurrido en su clase hace unos minutos –comenzó la directora, mirándola fijamente- Me temo que tendrá que asumir las consecuencias de esto.

-Lo haré, directora –suspiró Kate, cansada- Entiendo si quiere expulsarme, yo...

-Por supuesto que no la voy a expulsar –la cortó McGonagall, sorprendida- Ha habido comportamientos muchísimo peor hacia los profesores, esto no amerita expulsión –Kate dejó escapar el aire que no sabía que había estado conteniendo, aliviada por las palabras de la mujer- Sin embargo, me gustaría que me explicara por qué perdió el control de esa manera, señorita Whitelock, su expediente era intachable hasta este momento.

-Lo sé –susurró la Ravenclaw, apenada- Es solo que... -pensó en inventar alguna excusa, pero por algún extraño motivo la mujer le parecía confiable, y necesitaba quitarse todos esos pensamientos de encima de una jodida vez, y (honestamente) no le importaba si era con la directora del colegio o con alguno de sus amigos- Profesora, he estado en este colegio por seis años, al igual que todos los demás que estaban en esa clase. Solo tengo Extraordinarios en Transformaciones y en casi todas las clases, nunca he hecho nada para molestar a la profesora, ni a ella ni a nadie. Siempre presto atención en clases, siempre sé la respuesta...

-La profesora Aubrey dijo que usted no participaba activamente en clases.

-Chloe siempre respondía por mí –dijo Kate, amargamente, sonriendo un poco y fijando la vista en un libro que descansaba sobre el escritorio- Siempre he sido demasiado tímida como para responder en clases, así es que cada vez que algún profesor preguntaba algo y yo sabía la respuesta, yo lo decía en voz baja, Chloe me escuchaba y respondía por mí. Después se volvió costumbre, y a veces incluso escribía las respuestas en un pergamino cuando le preguntaban a ella, porque después de años de responder bien los profesores comenzaron a preguntarle solamente a ella. Es mi culpa que la profesora Aubrey no sepa mi nombre, después de todo nunca me he destacado.

-Señorita Whitelock, los profesores tienen que saber el nombre de sus estudiantes –dijo la directora- Míreme, no estoy en los mejores años de mi vida, pero recuerdo el nombre de cada uno de los estudiantes que he llevado a la ceremonia de selección. Y recuerdo perfectamente su cara de decepción al ser seleccionada en Ravenclaw, por ejemplo.