Capítulo 6: Confrontación

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Izurieta sintió que los músculos de su cara se contraían ¿Cómo es que sabía eso, si supuestamente el documento había sido confidencial? Tiempo atrás, Carmen oficializó un documento con esas características, pero cuando lo redactó, le dijo que se iba a tratar de un secreto, preparado como una protección frente a alguna emergencia, para resguardos su propiedad intelectual. El que Pilar estuviera esterada de la existencia de ese documento era un factor que él no había tenido en cuenta.

–Lo que estás diciendo es absurdo, ella misma desautoriza el primer documento en función del segundo.

–Dudo que otro abogado opinara lo mismo –replicó Pilar en voz baja–, sobre todo considerando las condiciones en las que se firmó el documento y todo lo que ha ocurrido ahora. A su reputación no le haría nada bien que se supiera eso, imagine el escándalo que se generaría si se hiciera público que un estudio jurídico de esta categoría –hizo un gesto amplio, como señalando el lujo alrededor—, pasa por encima de uno de sus propios documentos en medio de una situación que puede afectar gravemente a su cliente en su patrimonio, hay muchísimo implicado.

Izurieta estaba perdiendo la calma. ¿Qué le podía importar el patrimonio de Carmen si ella misma lo había puesto tanto en riesgo algunos meses atrás?

– ¿Me estás amenazando?

–No, abogado, solo pretendo que la galería se abra por autorización expresa de mi madre, no por un papel que perfectamente podría haber sido redactado en otras circunstancias y siendo interpretado voluntariosamente. No puedo creer que el orgullo de Carmen Basaure le permita dejarse a sí misma fuera de un evento como este.

–De cualquier manera – intervino el abogado con tono cortante – nada podrías hacer contactando a un abogado, la inauguración es mañana.

–No pretendo acudir a un abogado hoy, sé que no conseguiría nada. Lo que pretendo es que usted mismo detenga a Valdovinos y la inauguración, hoy mismo.

–Pero lo que estás diciendo es ridículo –estalló el–, no tiene sentido.

–Lo tiene –replicó ella con fuerza– solo tiene que detener a Valdovinos, la galería como ente es la forma de hacerlo. Usted sabe que el edificio en donde está no es propiedad de mi madre, así que sólo tiene que inventar cualquier cosa relacionada con eso, y el asunto se volverá un trámite administrativo que obligará a posponer.

El abogado guardó silencio un momento; era obvio que ella había analizado la situación con detención, puesto que lo que planteaba era un tena plausible; en términos sencillos, cualquier tramitación de permisos por parte del dueño del edificio, quien recientemente había tonado la decisión de venderle la galería a la artista, podría retrasar la inauguración, pero eso jamás sería un problema real, sólo ficticio.

–Lo que sugieres es ilegal.

–No. Usted sabe que no lo es.

–Pero con esto solo conseguirás arruinar la exposición de tu madre, no ganas nada con eso.

Pilar estaba al límite de sus fuerzas. Aparentar ser la mujer fuerte y decidida que no era, estaba desgastándola demasiado, y ya podía verlo de reojo como una señal, sus manos en el regazo, temblando.

–Arruinar la exposición de mi madre es mucho más difícil de lo que parece, dado que ella cuenta con un oficial al mando que es muy eficiente; además, usted debe recordar muy bien que ya una vez se suspendió una inauguración, y esa vez fue por puro capricho de ella, sin embargo eso atrajo a los medios como abejas a la miel. Además es por una causa justificada, usted lo sabe.

Izurieta respiró profundo para obligarse a no gritarle en su cara todo lo que pensaba de ella. Pero tenía razón, y momentáneamente le convenía no arriesgarse.

La traición de AdánWhere stories live. Discover now