I - Tanto tiempo...

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Atención:  Los capítulos no guardan relación alguna por lo que no te esperes una continuación de X historia.

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I. Tanto tiempo...

Años atrás me habría vuelto loca

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Años atrás me habría vuelto loca. Loca de remate. Era mucho tiempo, y por mi parte ya había madurado lo suficiente como para tragar las emociones y enterrarlas para y por siempre en lo más hondo de mi alma. Estaba justo delante, a menos de cinco metros de distancia, y aún no me había visto. Hace varios años no era una acosadora, si contaba el hecho de estar mirando cada uno de sus movimientos desde una buena media hora, claro.

El café ya estaba frío y era plenamente consciente de que parecía una loca, mirando a la nada (que en realidad era mucho) y sin moverme durante unos cuarenta y cinco minutos, aproximadamente.
Me pregunté que tenía pensado hacer antes de que apareciera y casi me diera un infarto. Una reunión, creo. O una cita con mi editora, Silvia. Ya nada de eso me importaba, y parecía que su presencia había borrado todo de golpe. Tal vez sí lo había hecho.

Me apunté mentalmente que tendría que llamar a mi editora para pedirle disculpas por mi retraso, un retraso de cincuenta minutos, sin contar los que se añadirían cuando por fin pusiera rumbo a su despacho que, vaya casualidad, se encontraba en la otra punta de la ciudad.

Quería correr y huir, salir de allí y no volver, básicamente desaparecer.

Como decía, ya era madura, y había conseguido continuar con mi vida sin depender absolutamente de nadie... o eso creía. Probablemente el verle de nuevo no me venía bien, y probablemente el estar acosando a alguien tampoco.
Digo acosando porque ahora mismo estaba ordenando a mis piernas que la siguieran deliberadamente. Quise golpear mi cabeza contra el cercano muro lleno de graffitis por estar haciendo semejante estupidez. Era una idiota, y lamentablemente no era la única que lo pensaba.
Dos minutos después, me obligué a dar media vuelta, borrar las últimas horas y desaparecer con ellas. Alguien me detuvo, y gruñona como siempre (no, eso no había conseguido cambiarlo) me giré, abriendo la boca para despotricar ante la persona que aun me sujetaba sin que viniera a cuento.
Cerré la boca muy lentamente, bajo la mirada de esos precisos ojos observadores como siempre, y entonces entendí.

La Sociedad [Diverso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora