My Demons

165 17 2
                                    

—Oye, ¿estas bien?— preguntó mi mejor amiga.

Ella es... Es muy linda, es más baja que yo, mide como 1-50 o algo así, su cabello es negro, lo tiene un poco más abajo de los hombros, sus ojos son cafés al igual que los míos.

—Si— finalmente respondí —¿por qué lo preguntas?—

—Es que he estado hablándote por casi un minuto y vos no me contestas—

—Ya sabes, mi mente nunca está aquí—

—Ah, entiendo—

—Si lo sé, sos la única que lo hace, el resto piensa que estoy loco—

—Hahaha, si que lo estás un poco— ella hizo una broma, pero yo ni siquiera sonreí.

Ella notó mi comportamiento así que volvió a preguntar:
—¿Ya enserio, decime que pasa? Has estado muy callado estos últimos días.

—No sé cómo describirlo, simplemente estoy cansado—

—¿Como es que no sabes?— seguía preguntando y yo no tenía explicaciones.

—Simplemente no lo sé, uno se acostumbra a cierta tristeza, y comienzas a sentirte incómodo en cualquier lugar, solo intentas huir y fingir que todo está bien—

—Yo también lo hago— dijo ella.

—¿A que te refieres?—

—Estoy cansada de tu actitud, no sé qué más hacer para que puedas sonreír— se notaba que comenzaba a enfadarse y continuó diciendo:
—Y por más que pregunte no me dices nada, me haces sentir como si yo fuera la responsable de tu silencio—

—Deja de intentarlo entonces— dije resignado. Sabía que necesitaba su ayuda pero era muy orgulloso o quizá muy tonto para pedírsela.

Justo después de decir eso el timbre sonó, el recreo había terminado y debíamos volver a clases.
Por alguna extraña razón todas nuestras ultimas conversaciones terminaban con disgusto y sin llegar a ningún desenlace.
Ella fue la primera en irse hacia el salón, yo siempre esperaba que todos ya estuvieran dentro para poder entrar, me sentaba siempre al final de la fila.
Los días continuaron pasando y ya no conversábamos más, a veces me sonreía y yo solo le regresaba el gesto.

Era un día 22 de septiembre, escogí ese día porque me gustaba mucho el número, hice todo lo que normalmente hacia, me bañé, me cambié, comí y fui a clases, parecía un día normal como todos, pero no, este sería el último. Entré al salón y como era de esperarse todos me observaban, no era un mal estudiante pero siempre llegaba tarde a clases por propia decisión. Las clases finalmente terminaron, salí de ahí lo más rápido posible, conecte mis audífonos al cel y sonaba My Demons, y la canción tenía mucho sentido para mí, porque ese día no planeaba volver a casa.
Caminé por un rato, hasta encontrarme con algunos autobuses, tomé uno al azar y después de varios minutos, pedí al conductor que se detuviera y me bajé. Observe alrededor y vi que un poco más adelante de mí había un gran puente, ese es el lugar perfecto pensé.
La noche anterior escribí una carta para mi familia y una para mi amiga. Ambas las guardé en diferentes sobres, en uno de los cajones donde guardaba mi ropa. Especificando que solo debían abrirse si estaba muerto.

Esta es la carta de despedida que escribí para mi amiga.

Realmente no sé cómo iniciar esto pero, sentía la necesidad de escribirte y bueno aquí estoy.
Aunque no puedas verme, estoy sentado en mi cama, la computadora encendida, el reproductor de música sonando y tecleando estas y las siguientes palabras.
Ya no sé lo que realmente importa, estoy cansado, perdido y no quiero ser hallado. Creo que necesito algo pero no sé qué es, y me enoja y me entristece no saber qué más hacer.
No estoy solo tengo una gran familia que me apoya y me quiere pero no es suficiente, "yo no soy suficiente" y lo peor es no saber porqué.
Nunca supe quién ser, solo tenía algo muy claro y era que no quería ser como nadie ahí afuera.

Cada día solo pienso en el final, no culpo al mundo, la culpa es solo mía, aunque sí podría mencionar algunos nombres, no lo haré porque eso no importa, ademas, haría demasiado largo esto y sinceramente no tengo ganas de nada, creo que este es el resultado por todas las decisiones que tomé.

Quiero que me perdones por cada vez que te trate mal, por cada vez que te ignoré, por todo, sé que aunque ya no fuéramos amigos siempre me defendías, en verdad que lo aprecio aunque nunca te lo dije porque soy demasiado frío.

Como he dicho antes yo soy imperfecto, cada vez que recuento mis virtudes solo encuentro más defectos.
Esto está tomando control de mi, arrastrándome hacia la nada.
A veces hablo con ese del espejo y me odio, me he convertido en mi propio enemigo y no puedo luchar contra esto para siempre.
Ya no escucho ningún sonido solo el de mi corazón estrellándose contra el suelo.

Gracias por tu amistad, por todos los momentos vividos, por siempre escucharme y estar ahí siempre para mí.

Tu amigo Jack.

StarsetWhere stories live. Discover now