Capítulo 8 - 2 Pájaros de un tiro

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Capítulo ocho.

–Está bien–me pasé la mano por la cara y solté aire–. Dime, ¿me veo como una mala persona, ____?

–Eh… No.

–¿Segura? –pasé la lengua por mi labio inferior y ella desvió la mirada.

–Sí, segura. Me dejé llevar.

–¿Querrás conocerme después de que te aclaré esto?

–Me gustaría–respondió con una sonrisa y buscó mi mano para tomarla–. Y perdóname por hacerte sentir mal.

–No hay problema, bonita.

Le apreté la mano y me levanté de la cama. Ya había conseguido lo que quería, y era hora de irme. Antes de salir y bajar por el árbol, ____ se acercó a mí y me besó la mejilla. Le sonreí y empecé a bajar por las ramas.

Vi que apagó la luz en cuanto empecé a caminar por la acera.

Cuando llegué no hubo problema alguno. Entré por la puerta trasera y subí a mi habitación. Me encerré y, sin quitarme la ropa, me tiré en la cama y me quedé dormido.

–Kendall, despierta. Ya es tarde, no lograrás llegar a tu primer clase–dijo mi madre, dándome ligeras palmadas en la mejilla.

–Entonces no me voy a levantar. Salte.

Abrí solamente un ojo para verla, y lo único que vi fue su sombra saliendo de mi habitación. Ya no había alcanzado ir al colegio, pero podía ir a la salida para buscar a ____. No tuve ánimos de levantarme hasta las doce y media. Caminé lentamente a la ducha, me bañé y me vestí. Cuando me di cuenta eran las dos de la tarde. O me tardé mucho tiempo en vestir, o me quedé pensando mierdas en la regadera. Tomé mi chaqueta y giré el pomo de la puerta principal. ____ se apareció frente a mis ojos en cuanto la abrí.

–¡Hola! –saludé confundido.

–¡Hola! Antes de que digas algo…, James me dijo dónde vives–se encogió de hombros y le sonreí.

–No te preocupes. Justo estaba por ir a verte. Por cierto, te ves linda hoy.

Llevaba el cabello peinado en un moño. Unos shorts de mezclilla negros y una camisa campirana azul. ¿Se veía linda ese día? Siempre se veía así, y era obvio porque todos los chicos la miraban en los pasillos del colegio, pero ella nunca se daba cuenta.

–Gracias. Podría decirte lo mismo–me dijo sin dejar de sonreír.

–Já, buen chiste–me reí.

–No es broma, yo…

Dejó de hablar de pronto. Voltee a mi derecha y estaba mi mamá, con una sonrisa medio fingida y el ceño fruncido.

–¿Quién es ella, hijo? –preguntó, pero sin una gota de curiosidad.

I want you to stay - Kendall Schimdt y Tu * TERMINADA*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora