Capítulo 9 - Como sabe su nombre...?

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Capítulo nueve.

–Oye, espera–le descubrí el rostro–. Yo no sabía nada, linda. En serio.

–No me mientas, por favor. Dime la verdad… me trajiste aquí por ellos.

–¡No! Te juro que no, ____. Créeme, yo no sabía que estarían aquí.

Hubo un largo silencio, el cual sólo lo llenaba el sonido de los motores de los autos que pasaba por esa calle y la música que sonaba dentro de un restaurante de comida rápida a unos metros.

–¿Me crees? –le pregunté.

–Sí–susurró y, sin levantar la cabeza, buscó mi mano.

–¿Vamos a casa? –le sonreí.

Asintió con la cabeza y la guie a la motocicleta. Se subió, no sin antes ponerse el casco. Me abrazó y recorrimos la ciudad de Washington mientras el sol se ocultaba detrás de las nubes.

–Gracias por traerme–dijo bajando de la moto y quitándose el casco. El moño que traía por la tarde se le había deshecho.

–Por nada, bonita–le guiñé el ojo.

–Quizá podríamos salir en otra ocasión, otro día. Donde no estén tus amigos entrometidos ni tu novia loca.

–No es mi novia. Ya no.

–Espero que no–me sonrió y besó mi mejilla antes de entrar a su casa.

Cuando llegué a la mía, al parecer no había nadie. Ya había llegado cuando estaba seguro, y no vi ninguna luz encendida. Crucé el umbral de la puerta y la luz de una lámpara se prendió. Mi padre estaba ahí, mirándome fijamente.

–¿Dónde estabas? –preguntó quitándose los lentes.

–En los bolos–me recargué en la pared.

–¿Con quiénes?

–Pues con los chicos, y ____.

–¿____ Thomas?

–Sí, deja de hacer tantas preguntas… Espera. ¿Cómo sabes su apellido?

–No te importa, Kendall.

–No, sí me importa. Claro que sí.

–No es tu asunto–dijo harto de mí. Pero si por mí hubiera sido, yo ya me hubiera largado directo a mi habitación.

–Es mi asunto. ____ es mi asunto, papá. ¿Cómo sabes de ella? ¿Tú le dijiste a sus padres que soy una “mala persona”, eh? –le dije, levantando la voz en cada palabra que salía de mis labios.

–Vas a despertar a Nick. Calla.

–Quiero saberlo. Ahora. ¿Qué es lo que tú y mamá saben sobre ella? Dímelo.

–Son cosas que llegarán a ti cuando necesiten llegar. Ve a dormir, por favor.

–No–murmuré.

–Ve ahora, y hablaremos en la mañana. Tú, tu madre y yo.

–¿Me lo juras? –le dije, señalándolo con un dedo y frunciendo los labios.

–Sí, hijo.

Subí molesto hasta mi habitación. Apagué las luces y me metí entre las sábanas. Era temprano pero moría de sueño. Quería que el día terminase, y que las mentiras de mis padres salieran a la luz.

Cuando desperté, eran apenas las nueve menos diez. Había dormido temprano, he ahí mi consecuencia. Me levanté, salí de la habitación y bajé a la cocina. Abrí la puerta de la nevera, saqué el cartón de jugo de naranja y tomé directamente desde la boquilla. Limpié mi boca con el dorso de la mano y vi el teléfono fijo posado sobre la barra. Lo tomé, y marqué el número de _______.

–¿Hola? –contestó ella, y en ese instante que escuché su voz, sonreí.

–Hola, ____. Soy Kendall.

–Pensé que procurabas despertar tarde–se rio–. ¿A qué se debe?

–Tengo que llevarte a un lugar. A una cita. Donde no hay amigos entrometidos ni novias locas–me reí.

–Suena tentador… ¿cuándo?

–Hoy mismo. Paso por ti a medio día.

–¿Iremos en tu moto? –preguntó con un tono de angustia.

–No–reí–. Esta vez iremos en auto.

–Está mejor. Entonces, a medio día.

–Exacto–le dije, apoyándome sobre la pared.

–Iré a bañarme. Hasta entonces, Kendall.

Sonreí antes de cortar la comunicación. Dejé el teléfono sobre la barra y subí a mi habitación a ducharme y vestirme. El día estaba nublado y el clima era frío. Me puse unos vaqueros negros, una playera blanca y encima, una sudadera gris.

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Mhmm... esa charla me da mala espina y a ustedes no les gustara nada, les doy una pista : El secreto que los padres de Kendall le han ocultado durante años saldra a la luz.

I want you to stay - Kendall Schimdt y Tu * TERMINADA*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora