«003»

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—No quiero, no, por favor. No lo hagas. Draco...

Las lágrimas caían por sus mejillas hasta estrellarse en el frío y triste suelo.
Uno de ellos se encontraba arrodillado, con los brazos atrapando las piernas del otro mientras le suplicaba que no lo hiciera; que no lo dejara. Asegurándole que podía mejorar, que tendría buenos modales y sería menos molesto, que haría cualquier cosa sólo para que el rubio no se alejara de su lado, porque era dependiente de él. Dependiente de su amor y sus miradas frías que lo quemaban por dentro. Dependiente de sus sonrisas torcidas y su cara sonrojada cuando el frío de las mazmorras era excesivo e iba a la habitación del Gryffindor a dormir. De su manía por gritarle que se callara y de que le aplicara encantamientos a su ropa para que siempre estuviera planchada. De su perfume suave y su jabón con fragancia a vainilla. De él, simplemente de él.

—Harry, por favor... —Ahora era el turno de Draco de rogar. De rogarle que no le hiciera esto más difícil. De rogarle que se diera cuenta de que a él también le dolía. De rogarle que lo perdonara en algún momento de su vida. De rogarle que lo dejara ir.

—¡No! ¡No quiero, no quiero! Te necesito. Te amo, por favor no me dejes, por favor. —Lentamente se había erguido, con sus manos recorrió los costados del cuerpo de su amado antes de echarle los brazo sobre los hombros y apegarlo a él. Como si Draco no tuviera suficiente peso ya en sus hombros.

—Por favor, por favor, por favor. —repitió el rubio una y otra vez, con un nudo en la garganta y la piel empapada. Las manos le temblaban mientras tomaba con delicadeza el cuello de Harry y juntaba sus frentes para mirarlo a los ojos— Tengo que hacerlo, bebé. Por favor no me hagas esto. —La barbilla le dolía de tanto temblar. Con sus pálidos y largos dedos acarició cada centímetro del rostro del azabache, plantó un tembloroso y delicado beso en los labios ajenos, uno de esos besos que te parten al alma, uno de esos que rompen cada una de tus barreras, y separan tu alma en millones de pedazos con tan solo un sacrificio.

Harry hubiera llorado más, si tan solo le quedaran lágrimas. Vió atentamente como Draco tomaba su maleta, como de debajo de su traje se asomaba la marca tenebrosa, como se iba de su vida llevándose su destruido corazón con él. 
Cayó al suelo, sus piernas lo traicionaron y las rodillas se golpearon al chocar contra la madera, causaron un vacío eco que golpeó cada rincón de la habitación.
Se tapó el rostro mientras un grito de dolor le raspaba la garganta, miró al techo y lloró sin pudor, no contuvo ningún quejido, ningún jadeo, ningún grito porque se sentía con derecho, porque había perdido a su único amor y con él había perdido el corazón.
La imagen de su pérdida se repetía parte por parte en su cabeza, como una máquina de tortura creada específicamente para él.

La mano de Draco en la perilla.

Una de sus piernas dentro de la habitación y la otra ya fuera.

Sus platinados cabellos traspasando el marco de la puerta.

El chirrido de la puerta.

La madera bajo sus pies.

El sonido de su corazón destrozado, como si fuera un espejo rompiéndose en mil pedazos.

Draco se había ido, Voldemort se lo había llevado con amenazas a su madre. Y ahora Harry se encontraba vulnerable, porque ¿qué es de un hogar sin pilares que lo sostengan? Nada, una pila de escombros y esperanzas destruidas; de pasado que no podría ser futuro.

—¿Harry, amor, estás bien? —Draco se había escabullido en la habitación del Gryffindor y estaba bastante preocupado al encontrarlo llorando boca abajo en la cama. — ¿Qué pasa, alguien ha estado molestándote?, ¿estás estresado, mucha tarea? Bebé...

Harry había despegado sólo una parte de su rostro de la almohada y al ver a Draco sólo volvió a esconderse en su cama para comenzar a llorar más fuerte.

—¿Algún idiota volvió a traerte estúpidos rumores de que te estoy engañando? si es así dime quién y voy a matarlo porque sabes que esa mierda no es verdad, ¿sabes que no es verdad, cierto? —la mano de Draco acariciaba la espalda de su novio— Me estás preocupando, Potter, vamos, dime qué tienes.

Draco odiaba ver a Harry llorar, era algo doloroso y no sabía cómo manejarlo.

Antes de que lo notara los brazos de Harry lo habían tomado de la nuca y este lloraba acurrucado en su cuello, oliendo su colonia y sorbiendose la nariz.

Harry le contó su sueño y por esa razón Draco decidió que ninguno iría a clases ese día y sólo se acurrucarían en la cama hasta que Harry dijera que ya no estaba triste, cosa que no ocurrió pronto y el rubio se terminó quedando tres días en la habitación de los Gryffindor.

†††
A MEDIO editar.
Diganme las faltas ortográficas o cualquier error así puedo mejorar y que sea una lectura agradable para todos.
Disculpenme si es una mierda ahre.

12/10/18
Ñe...
18/05/19. Al parecer cuando lo edité no me gustó, ahora no cambié más de un par de palabras. Yo lo veo bastante bien.

No te dejes ir (Drarry)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora