Capítulo 1. - Verano

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(Skyler)

Siempre me he considerado una chica común de 18 años, claro, si no tomas en cuenta el que paso prácticamente el noventa porciento de mi tiempo estudiando. Tengo el cabello negro como la noche y ojos celestes tirando a gris, mido cerca del metro setenta y mi figura es según mi mejor amiga “de infarto” o “lo que cualquier chico puede desear”; por otro lado Alex nunca ha estado bien de la cabeza... Mi vida se centraba estos últimos días, o mejor dicho estos últimos años, en pensar en mi futuro: a qué universidad iría, que carrera estudiaría… pero poco a poco las respuestas fueron viniendo solas.

Hoy había tenido un día especialmente monótono de inicios verano, estuve todo el día en internet con mi MacBook Pro buscando los estándares de los proyectos finales y de los créditos extra, en menos de tres semanas estaría graduada de la secundaria. Y ya lo tengo todo planeado, solo falta que quien sea que esté allá arriba esté de acuerdo con nuestro plan. La mayoría de mis amigos se quedarán por aquí en florida, uno que otro se aventurará en el exterior e incluso hay quienes decidieron tomar “la universidad de la vida”; ¿Yo? Mi plan era mudarme a Los Ángeles y estudiar en la USC*, si era aceptada por supuesto. Aunque me encantaba Florida, la costa oeste siempre había tenido cierto atractivo inexplicable para mí, sobre todo porque estaría apartada de todo lo que conocía. Quería vivir los mejores años de mi vida en completa libertad y lejos del drama de casa, vivía con mi padre, mi madrastra y mi hermano en Miami desde que le había hecho saber a mi madre que deseaba estudiar la universidad fuera de Brasil.

Hoy era uno de esos días en los que tenía que hacer un ensayo de 1000 palabras sobre la revolución americana, una exposición sobre los genes del ser humano, estudiar para el examen final de química, y releer (pues ya me había leído el libro hace años) los últimos tres capítulos de Orgullo y Prejuicio para inglés, ¿cuándo tenía que entregar todo esto? Oh sí, el día siguiente. Se preguntarán “¿Por qué no hice todo eso antes?” Simple, los nervios me carcomen cada vez que pensaba en el otoño... Cosa que me distraía prácticamente a cada cinco minutos.

En los tiempos libres (cuando los tenía) me quedaba leyendo y releyendo mis libros favoritos. Adoraba leer, sin duda uno de mis pasatiempos favoritos ya que me permitía desconectarme completamente del mundo... A no ser por supuesto que mi IPhone comenzara a sonar con el tono que le puse a FaceTime, eso solo quería decir que Alex me estaba llamando.

No paraba imaginar como sería estudiar en la universidad de mis sueños, y vivir con mi mejor amiga. Hace mucho que no veia a Alex, a no ser que fuera por videollamada, ella estaba al tanto de toda mi vida y vice versa. Cinco años atrás, Alex entró a mi salón, como toda una tímida chica nueva, al principio me parecía que era una chica pesada, de esas con quien odiaba estar, aunque poco después (por motivos completamente cómicos y un tanto ridículos) la fui conociendo y nadie hubiera pensado que nos volveríamos casi hermanas.

El punto de reunión siempre era en Casa de Alexandra, o mejor dicho, su mansión como acostumbrábamos a decir. La primera vez que fuimos a casa de Alex, estábamos en la piscina, y como prácticamente todas las que pertenecían a nuestro “grupito” estaban completamente locas, decidimos que era una buena idea arrojar a la anfitriona. La broma terminó en una Alexandra empapada de pies a cabeza siendo regañada por su madre mientras que las demás luchábamos por contener la risa. No mucho después las locuras continuaron, en una oportunidad nos habíamos reunido en mi casa y cuando nos dió hambre decidimos freír pastelitos... Ese día prácticamente obtuvimos una orden de restricción en cuanto a acercarse a la cocina, esta había quedado hecha un desastre de aceite, humo y harina por todas partes.

Hermanas DangerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora