no dejaré que nada nos pase a los whittemore.

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Terra arrastró sus pies hasta su habitación, sintiéndose completamente vacía. Sorbió la nariz, intentando controlar el llanto. Iba a acostarse cuando percibió la esencia de Jackson, así que sin pensarlo demasiado, caminó hasta su cuarto. Abrió la puerta lentamente, cuidando de no hacer demasiado ruido.

Lo vio durmiendo, dándole la espalda a la puerta y viendo a la ventana. Sin decir nada, se acurrucó a su lado en la cama, pegando su rostro a la espalda de su hermano mientras lloraba. Jackson despertó lentamente, y sin decir nada, volteó a abrazarla. Terra escondió el rostro en su cuello, dejando las lágrimas silenciosamente deslizarse por sus mejillas.

—Pude haber hecho que se quedara —murmuró Terra, separándose un poco para poder hablar. Jackson no habló, sabiendo que lo que necesitaba ella era ser escuchada—. Pude haberlo hecho. Pero hubiera sido demasiado egoísta, ¿no? Así que lo dejé ir —sorbió la nariz, observando los ojos verdes de Jackson mirándola en la noche intensamente—. Ser buena persona apesta.

—Te mereces mucho más, Grace —murmuró Jackson, inclinándose para darle un beso en la cabeza a su hermana.

—¿Puedo quedarme a dormir hoy contigo? —preguntó, evitando la pregunta, mirándolo con sus ojos verde bosque. La mirada de Jackson se suavizó.

—Solo no me pegues las pulgas.

Terra le sacó la lengua juguetonamente, acurrucándose a su lado. Suspiró, viendo al techo.

—Tengo miedo de hacerte daño —admitió Jackson en voz baja.

—Puedo cuidarme yo sola —replicó Terra.

—Sé que puedes hacerlo.

—¿Quieres saber qué creo? Creo que te detendrías. Creo que no me harías daño realmente.

—No apropósito. Eres un dolor en el trasero pero eres mi hermana —hizo una pausa—. El problema es que la mayoría del tiempo no soy yo realmente. Soy... soy algo más. Y no sé distinguir cuándo soy yo.

—Ahora eres tú. Eres Jackson, mi hermano gemelo. Mi sangre. Todo saldrá bien —mintió Terra—. Duerme, Jackie. No dejaré que nada nos pase a los Whittemore. 

✖✖✖

En medio del caos que era la vida de Scott, había un atisbo de normalidad. Era como si la veterinaria fuera un lugar seguro, un escape de su realidad. Era una tarde tranquila, solamente Deaton y él en la clínica, con un perro tendido en la camilla de metal. Deaton estaba rellenando una jeringa mientras Scott organizaba unos frascos cuando la campana de la entrada sonó, anunciando que alguien había llegado.

—¿Podrías ver quién es? —preguntó Deaton, distraído. Los perros en sus jaulas comenzaron a ladrar. Algo los había alterado. Scott y Deaton compartieron una mirada.

Salieron a asomarse por la puerta, viendo a Isaac incómodamente parado en la entrada con ambas manos en los bolsillos del pantalón. Parecía casi como si tuviera miedo.

—Está bien, Isaac —dijo el veterinario, rompiendo el silencio y acercándose a abrir la puerta para que pasara—. Está abierto. 

  ✖✖✖ 

—¿Cómo está Terra? —preguntó Isaac, mirando de reojo a Deaton moverse alrededor de la veterinaria con total naturalidad. Al lado de él estaba Scott, que parecía demasiado distraído acariciando al perro en la mesa.

Far away /Teen WolfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora