CAPÍTULO 40 | No más preguntas

Start from the beginning
                                    

No pienso en decir nada hasta que me acerco, ante su atenta mirada, a sentarme junto a ella. Hombro con hombro, ambas volvemos la vista hacia el cielo que, poco a poco, va tornándose oscuro, perdiendo su color naranja.

—¿Cómo está Stephen?—pregunto finalmente.

Hace un par de horas le he gritado que era hipócrita por pensar en ayudarlo, y ahora estoy aquí preguntando por él.

Soy la persona más lógica de este puto mundo.

Bradley hace una mueca, distraída con el cielo.

—Maddie ha muerto, pero él ha encontrado su cadáver. Necesita tiempo para entender qué es lo que está sucediendo. Creo que está en ese momento en el que descubres que la persona se ha ido pero aún no puedes asimilarlo—murmura, pero acaba de volver a bajar la mirada en mí dirección—. Escucha... puedo entender que ya no tengas sentimientos, pero eso no significa que nosotros tampoco los tengamos.

Una parte de mí es tranquila, pero aún así me alegro de no poder sentir lo incómodo que esto se está volviendo para mí. Aún así, no pierdo la calma. Asiento con la cabeza, dándole la razón. Sin embargo, no sé qué responderle. Desde que he despertado ha sido así: al no sentir, me es más complicado saber qué decir. Creo que antes, mis sentimientos eran una barrera que me impedía ser del todo sincera con el mundo. La he cagado antes siendo una mierda con ella porque no he pensado en lo que estaba diciendo. Eso no puede volver a pasar.

—Lo lamento—contesto al cabo de un minuto.

Por fin soy capaz de mirarla a los ojos como lo hacía antes, pero no hay nada en mí que haga la diferencia. Si antes esto causaba cierta inquietud en mí, ahora no hay nada. Aquello que había se ha perdido, por más que me cueste aceptarlo o verlo.

Sé que me ha llevado una manzana pero no he sido capaz de tocarla, tampoco de beber el agua, y es evidente que ella tampoco ha comido. Ambas estamos muertas de hambre y yo, por mi parte, me siento sucia de pies a cabeza. No he tomado una ducha desde que comenzó este juego, por más que tenga la posibilidad de hacerlo. En el baño puedo asearme, dejar de quejarme, y sin embargo no me veo capaz.

Ya no me siento humana.

—También lamento...—intento proseguir, notando que mi garganta está seca—, lamento no poder quererte como lo hacía antes.

Bradley esboza la sombra de una sonrisa mientras su mirada se desvía, alejándose de mis ojos. Baja un poco la cabeza para borrar su anterior gesto, pero en mi mente sigue presente, repitiéndose una y mil veces.

—Me gustaría poder enfadarme por lo que has hecho, pero no puedo—repone.

Me gustaría poder seguir mis impulsos como los seguía antes. Sonreír ahora porque acaba de decirme que no está enfadada como yo suponía que estaba. Sin embargo, no soy capaz de hacerlo, y puede que ya no vuelva a ser capaz. De todas formas, algo tira de mí hacia ella. Quizás no porque quiera hacerlo, sino porque es algo que en mi interior sé que le debo por haber sido tan hija de puta. Con lentitud, a la espera de que reaccione, intento acercarme, pero cuando estoy tan cerca de sus labios que parece que no va a poder detenerme, lo hace.

—Detente—dice, y es una orden para mí porque lo hago. Ella toma aire—. No sé si quiero hacerlo sabiendo que no sentirás lo que yo sentiré.

Cuando esperaba que diga algo más lo que hace es ponerse de pie, dispuesta a irse. Camina hasta las escaleras pero se detiene en ellas, dándome tiempo a ponerme de pie y acercarme también.

—No te vayas, por favor—le ruego. Me está dando la espalda pero, al oírme, me mira por encima de su hombro—. Es que... llevo tantas horas sintiéndome vacía, muerta, y ya no recuerdo cómo se sentía antes. Yo... casi no puedo recordarlo.

PerfidiaWhere stories live. Discover now