A los siete años

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Estaba en mi habitación, había saltado como loca por todas partes, en especial en la cama. Había soñado con ese momento desde que me contaron que conocería más niños de mi edad en la escuela. La sola idea de hacer amigos pasaba por mi cabeza y cada vez me motivaba más para ir. Mañana sería el segundo día. — ¡Vamos __, tienes que hacer caso! ¡Ve a dormir ahora! —dijo mi madre totalmente enojada, tenía ya el pijama puesto, era media noche y yo seguía saltando por todos lados. Pero era simple, no podía evitar sentir emoción. Todas las posibilidades de hacer más amigos no dejaban de cruzar mi mente.

— Perdón mami, pero es que tengo mucha emoción. No puedo esperar hasta mañana — dije yo. Su cara cambió a uno de comprensión y amor, al parecer ya no estaba enojada. A paso lento se acercó a mí y me tomó en sus brazos mientras comenzaba a hablar — Mira, escúchame atentamente — hizo una pequeña pausa antes de volver a hablar — Si no me haces caso ahorita, mañana por la mañana estarás gruñona y malhumorada, así no le vas a gustar a los niños — dijo ella.

La mire otra vez mientras tallaba uno de los ojos, ya el sueño empezaba a apoderarse de mí, mi madre me vio y comenzó a hacerme caricias en el pelo hasta que quede dormida. A la mañana siguiente cuando desperté, tremenda sorpresa. Todos los objetos en mi habitación estaban levitando, incluso mi cama y yo misma — ¡Mamá! — grite a todo pulmón.

Se escuchaban los pasos apresurados de mi madre y justo cuando ella abrió la puerta todo calló otra vez a su lugar con un escandaloso "¡Bum!". — ¡Ay! ___ ¿Estás bien? — pregunto ella. Yo solo podía llorar en sus brazos, nunca me había pasado algo tan impresionante. Pasé tanto rato llorando que volví a quedar dormida. Nunca llegué a saber si era verdad o no, mi madre decía que solo era un sueño, pero yo nunca le creí. Algunas veces pasaban cosas inexplicables con mis compañeros en la escuela. Todos los que hacían algo malo terminaban heridos y cada vez que me enojaba, las cosas de mi habitación comenzaban a levitar sin razón alguna. Lo bueno fue que ese día había hecho amigos, y rápido logre olvidar ese pequeño detalle de mi vida. Hasta que volvía a pasar cada vez que me enojaba. Al menos era un patrón que seguir, ya no me sorprendía. Deje de comentarle eso a mi madre, cada vez que se lo decía ella replicaba "¡Vaya! Sueñas hasta estando despierta", después del comentario se escuchaban las risas de mi padre desde el comedor.

Como prueba de eso está aquella vez que pelee con Liza Harrington, ese día estaba repasando las hojas de mi primer examen de literatura. Estaba tan nerviosa que había llevado el resumen hecho por mi madre para seguir estudiando. — Esto me va a servir, muchas gracias — dijo Liza mientras salía corriendo. Me quede viéndola totalmente enojada.

Estando en el examen logre verla al otro lado del salón. Estaba tan enojada con ella, cuando empezó a gritar, decía que su lápiz de escribir la estaba quemando y que había empezado a escribir solo lo contrario a lo que ella quería. La maestra le quitó el examen argumentando que eso solo eran niñerías, y que cosas como esas no pasaban.

Saliendo del examen Liza salió corriendo hasta donde estaba yo—estoy segura de que fuiste tú, eres un monstruo — decía ella — ¿Cómo pude haber sido yo si estaba en la otra esquina del salón? — le respondí. Ella solo salió indignada. La verdad es que ese fue el momento en el que empecé a creer que aquel día, cuando todo estaba levitando, no estaba tan lejos de la realidad.

Espero que les guste, tal vez más adelante Liza vuelva a la historia ¿Les gustaría conocerla más? 

¿Bruja Yo? (Harry Potter y tú) [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora