Capítulo 5: Certezas

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Eso significaba que tenía que preocuparse por lo que pasara al día siguiente durante la ceremonia. Lo único bueno de todo, era que los medios no sabían cuáles eran las características específicas del cuadro, por lo que en caso de verse obligado a ocultarlo, aun el resto de la obra serviría para encubrir momentáneamente la ausencia de esa obra.

La obra cumbre de Carmen, la exposición de arte, la galería, Pilar, Carmen, el manejo de los medios, el destino del Regreso al paraíso, las acciones del abogado Izurieta.

Todo estaba en sus manos.

Como opciones tenía el éxito o el fracaso rotundo, pero Adán no había nacido para fracasar.

Fue nuevamente a la galería, y aunque a el mismo le pareció extraño, se sintió algo paranoico, de modo que se ocupó de verificar que todo estuviera como antes de salir, y por precaución extra cerró todas las puertas, desconectó los teléfonos y apagó las luces, todas menos la del taller de Carmen.

Ahí, disimulada a la perfección, había una puerta, que nadie que no supiera su existencia podría descubrir, porque incluso a tacto daba la apariencia de ser parte de la pared, tanto por peso como por forma, e inclusive al golpear se sentía como el resto de las paredes. Adán descorrió un costado, presionó, y pudo deslizar con lentitud la pesada puerta que daba paso a una habitación muy pequeña, en donde con suerte cabría una persona de baja estatura. En el interior de paredes desnudas no había nada, salvo por dos cuadros, ambos envueltos con telas blancas. En el silencio espectral de esa pequeña sala, el hombre descubrió ambas obras, las que quedaron prácticamente enfrentadas, una a la izquierda y la otra a la derecha, ambas orientadas a él, como un enorme libro abierto justo por la mitad, hojas desplegadas a punto de rozarse; y lo que vio en ese momento le hizo decidir cuáles serían sus acciones. Dentro de dos días, la galería de arte de Carmen Basaure sería inaugurada, y no solo se trataría de un éxito, sino que a partir de ese momento, nadie podría quedar indiferente. A partir de ese momento y gracias a él, nada en el mundo del arte volvería a ser lo mismo.

2

Pilar se había hospedado en el hotel San Martín, simplemente porque era el primero que se le había cruzado en el camino; no tenía pensado tomar un hospedaje, pero luego de conocer el estado de su madre, no le quedó otra alternativa. Estaba exhausta, porque ver a su madre en esas condiciones no solo le había dejado claro que estaría obligada a verla y a quedarse más tiempo del que pudiera llegar a haber imaginado en un principio, sino que además haría que las cosas fueran más dolorosas, reviviendo los hechos que se había esforzado por dejar en el recuerdo durante todo ese tiempo. No estaba de vuelta para resolver nada en las sombras, tenía que volver para hacerse cargo.

Ese Adán Valdovinos era un tipo realmente poco común, eso lo notó a pesar del estado mental en que la dejó la noticia entregada por él, de forma tan sorpresiva. No solo se trataba de su evidente atractivo físico, sino que transmitía algo, era como ese tipo de persona que la ves y sabes que nació para hacer bien cualquier cosa que se le ponga por delante. Eficiente, directo, sensible, inteligente, educado, cercano, practico, lógico, perfecto. Demasiado perfecto, pero para ella eso solo habría tenido algún otro significado si no se encontrara en esas condiciones; por lo menos podía decir que era un bálsamo que él se ocupara de una situación tan embarazosa cuando no había nadie más disponible.

-La inauguración...

Sentada en la cama del hotel, aún con el equipaje dentro de la maleta, Pilar recordó que la inauguración de la galería de arte de su madre estaba a menos de dos días de ocurrir, alrededor de las siete de la tarde. Y en ese momento recordó las palabras que había escuchado como en sueños, mientras ambos se dirigían a la habitación por los pasillos de la clínica.

La traición de AdánWhere stories live. Discover now