Capítulo 3: Decisiones

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''Ante cualquier eventualidad que me impida estar a la cabeza de la realización del trabajo relacionado con la galería en general y con la exposición ''Regreso'' en particular, tanto los plazos como los planes deben seguirse al pie de la letra, y encabezados por Adán Valdovinos hasta que yo pueda reintegrarme. Confío total y plenamente en él para todas las decisiones de estos asuntos."

Adán se había quedado de una pieza. Sabía muy bien que se había ganado la confianza de la persona difícil y temperamental que era Carmen Basaure, en parte porque siempre realizaba un trabajo de joyería en la galería, y en parte, porque desde un principio hizo todo lo posible por anotarse a ella, y aprender a descifrar los mensajes ocultos en su comportamiento común; Carmen era temperamental, cambiante y en ocasiones, voluble, pero sus patrones de comportamiento eran algo que se podía comprender, si se ponía la suficiente atención. Una muestra de ello, y que la dejó impresionada, aunque ella no lo dijo en su momento, fue la primera vez que ella lo llamó al taller, a tan sólo minutos de haber comenzado a trabajar en la galería: él no tocó al llegar ante la puerta, sólo esperó hasta que ella le dijo que entrara, y con eso le dijo, sin una sola palabra de por medio, que sabía que ella podía estar en medio de un trazo muy importante, que no podía ser interrumpido aunque se tratara de la persona que ella misma había llamado; ese tipo de lectura tan fina había construido la confianza que le tenía, sin embargo, nunca había creído que ella llegara a confiar lo suficiente en él como para dejar semejante instrucción por escrito. La artista estaba completamente en sus manos.

—Supongo que no tengo que explicarte lo que eso significa.

Adán hizo una mueca.

—Me parece impresionante, por decir lo menos, la confianza que Carmen me tiene, es.... emocionante. Pero eso no me ayuda con lo que está pasando con ella ni con las sospechas que le dije que tengo, de que hay alguien más involucrado.

El golpe perfecto, así el abogado tendría la imagen de Adán que él quería; la de un asistente eficiente y dedicado, que pone en primer lugar el bienestar del proyecto en vez de su propia alegría. El abogado siguió con el lado práctico.

—Si vamos al tema de Carmen, es adecuado que me comunique con la clínica en este momento, para darles instrucciones.

— ¿A qué se refiere? — preguntó aparentando que no entendía.

—A que voy a pedirles que mantengan el nombre de Carmen en secreto para que nadie se entere que está allí, estoy seguro de que ella lo que menos quiere en esto es publicidad. Con respecto a tus sospechas, por el momento no podemos hacer nada.

—Pero si no hacemos algo, esa pista va a enfriarse y luego no podremos dar con el paradero de esa persona.

—Si es verdad que existe —apuntó el profesional.

Adán se mostró ligeramente alterado.

—Sea como sea, necesitamos investigar ese asunto, podría tratarse de alguien que quisiera hacerle daño a Carmen y después podría intentarlo de nuevo.

El abogado mostró como respuesta una actitud serena y sabia que muchos demostraban ante los jóvenes.

—Eso puede solucionarse con un detective privado, y te aseguro que voy a contactar a uno bueno para que lo averigüe, pero el tema debe tratarse con mucha discreción porque como te darás cuenta, un escándalo de cualquier tipo en estos momentos arruinaría la exposición, que es el sueño de Carmen.

El joven guardó silencio. Había conseguido mucho más de lo que esperaba desde el principio de esa cita, pero por otra parte se había apresurado en su actuación, porque la existencia de un detective merodeando por la galería donde él tenía ocultos los dos cuadros y cuando había un chantaje y una especie de robo involucrados era un riesgo innecesario ¡Y él mismo lo había provocado!

La traición de AdánWo Geschichten leben. Entdecke jetzt