Otoño en Marte

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07 de mayo, 2017.

Los siguientes dos meses me llenaron de felicidad hasta el más mínimo rincón de mi cuerpo, y debo admitir que me gustaba la sensación.

Recuerdo que cuando era pequeña, un amigo de mi padre medio alcoholizado me dijo que para ser feliz había que ser ignorante y que nunca había que cuestionarse las cosas, no había espacio para dudas y solamente tenías que dejar que todo fluyera a su ritmo. Pero, en ese instante la curiosidad me carcomía hasta los huesos, así que simplemente pregunté:

— ¿Realmente me quieres?

Creo que por un instante la sorpresa te invadió pero luego tu rostro se relajó. Pensé que mejor me hubiese quedado con la curiosidad y me arrepentí de haber preguntado aquello, pero tu boca se abrió y bromeaste sobre algo que no entendí, pero me reí contigo. Como amaba esa risa. 

— Ven — tu mano le dio algunas palmaditas al suelo y me comencé a acercar a ti con curiosidad, tú solo sonreías y cuando llegué a tu lado, tus brazos rodearon mi delgado cuerpo, un gesto muy cálido. Un abrazo de esos reconfortantes pero que a la vez te destruían, de esos abrazos que sólo tú sabías dar.
Sentí como tu nariz rozaba mi cuello cuando te escondiste en él, dejaste un pequeño beso y una corriente eléctrica recorrió de mi espalda a mis pies.

— Quiero que sepas algo, pero primero cierra tus ojos — un sonido salió de mi boca y asentí con mi cabeza. Cerré los ojos mientras escuchaba una silenciosa risa que provenía de él, sonreí y pase mi lengua por mis labios.
Lo escuché moverse y tuve la sensación de que su boca estaba cerca de mi oído:

— Deberías dejar de pasar tu lengua por tus labios cuando estás cerca de mi, puede ser un poco peligroso — susurró. Otro escalofrío.
Sentí cómo te separabas de mi lado derecho y juntabas la punta de tu nariz con la mía para comenzar a mover de un lado a otro.

— Debo admitir que estaba esperando el momento perfecto para hacer esto, pero tenía un poco de miedo a la vez y no sé cuando iba a pasar, así que aprovecharé el momento y solo me arriesgaré, ¿esta bien?, siento muchas cosas por ti, tú sonrisa y el brillo en tus ojos cuando hablas sobre las cosas que te gustan me traen vuelto loco, cada vez que los observo es como si todo el mundo se paralizara y ocurriera un hecho único que solo yo puedo ver y adorar. Pero también tengo miedo porque tus labios y tu mirada algunas veces me invitan a pecar y no quiero fastidiar las cosas, no quiero cometer algún error contigo. — juntaste nuestras frentes suavemente. Te alejaste y tus labios se posaron en la comisura de los míos.
— Cuando te vi aquella vez, mi corazón comenzó a palpitar nuevamente después de mucho tiempo, sentía que estaba ahí, como si las ganas de vivir llegaran contigo, sentía que podía construir un cohete y volar hacia marte.

Tus labios se alejaron y ahora se posaron sobre los míos.

Electricidad.

Comenzamos una suave danza al compás del sonido que hacia el viento al chocar con las hojas en aquel otoño.
Me besaste suavemente y la vida comenzaba a tener sentido.
Fue en ese momento, en que me volví creyente.

Y es que si tu me hablabas de Marte, no dudaría en volar hacia allá.

WonderwallWhere stories live. Discover now