Capitulo 6

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—Gabriel, se cortó –murmuro y el levanta una ceja.

—¿Ahora te preocupas por alguien que casi te asesina? –pregunta y Gabriel se gira.

—¿Te metes en asuntos que no te importan? Además... yo... jamás...

—¡Sí, porque me importa! –exclama molesto Esteban, se acerca peligrosamente a Gabriel. Ambos tienen el ceño fruncido, Gabriel, cierra el puño; el mismo se vuelve blanquecino.

Mierda, no quiero que se peleen.

—Tranquilos –comento, interponiéndome en el medio.

—¿Lo vas a defender?, ja, si incluso lo curas –comenta molesto Esteban, se marcha de la habitación. Tiene razón, no debería preocuparme por Gabriel.

Me alejo y escucho una voz antes de salir de la cocina.

—Isabella... —al girarme, veo el rostro cabizbajo de Gabriel, me confunde. Le ignoro y sigo adelante, para buscar a la persona que jamás en la vida me haría daño.

Al llegar a nuestra habitación, veo a Esteban sentado. Suspiro, me acerco a su lado. Levanto su cabeza y le abrazo.

—Te quiero mucho –comento despacio.

—Pero no como a él, aunque te haya lastimado –habla y suspiro, hago una mueca triste y le doy un fuerte abrazo.

—Te quiero enserio, incluso ¡podríamos intentar algo! —exclamo sonriente, el me corresponde con la sonrisa y asiente. Besa mis labios y nos acostamos, ambos acurrucados.

Aunque mis pensamientos se alejan, a unos metros de distancia donde descansa Gabriel. Al día siguiente, Esteban no se encuentra. Pidió traslado, está trabajando en un hospital. Por suerte nadie lo reconoce, puede entrar y salir de la mansión.

Salgo a la cocina, me sonrojo, encuentro el torso desnudo de Gabriel a unos metros de distancia. Trago saliva, no quiero parecer desesperada, porque... ¡No es así! Me sonrojo, cuando llego a su altura, muerdo mis labios.

No digo nada, abro la heladera, para sacar el jugo fresco. Me sirvo un poco en un vaso, mis ojos se desvían a su perfecta y trabajada espalda. Mierda ¿por qué tiene que estar más bueno que antes? Eso provoca escalofríos extraños en mí... zona intima.

De pronto Gabriel, se gira. Me toma de la cintura, besa mis labios y dejo el vaso aun costado. Quita con sus manos todo encima de la barra, coloca mi trasero en ella. Sus labios hábiles, llegan a mi cuello. Pasan al valle de mis senos, bajan por mi abdomen y por encima de mi zona intima.

—Oh Gabriel... —suspiro, con los ojos cerrados.

Sus dientes hábiles, quitan la tela dejando libre mi zona palpitante. Muerdo los labios sintiéndome avergonzada. Es mi ex esposo. Su lengua toca mi vulva, me retuerzo del intenso placer que siento. Mierda, es solo su lengua. Gimo, en voz baja cuando sus dedos entran en el interior. Bombardean una y otra vez, levanto mis caderas para que tenga mejor acceso. Sus dedos tocan mi clítoris, lo hacen con su habilidad especial. Gira en círculos, lo presiona y pellizca. Mierda, estoy en el cielo. Cuando su lengua se introduce en mi cavidad, gimo una vez más. Quiero que me haga el amor. Y lo hace, sigue a mi interna petición. Se baja el cierre de los pantalones. Puedo abrazarlo, sentirlo con la palma de mis manos.

Lo atraigo más hacia mí, cuando su gran miembro, ingresa en mí interior. Mis paredes se contraen lujuriosas, siento como su miembr0 palpita dentro de mí. Es tan exquisito, me encanta. Gimo una vez más cuando su miembro se mueve y sale. Me da la vuelta, como si no pasara nada. Soy liviana ante sus manos, y acaricia mi vagina con habilidad.

Sus dedos vuelven a ingresar curiosos en mi vulva, y mete un dedo en mi ano.

—Oh....

Gimo desesperada, deseosa que me haga el amor completamente. Su gran y ancho pen3 ingresa dentro de mí. Me debo sostener de la barra, por el placer inmenso. Mis piernas se vuelven gelatinas, mis pies buscan el punto exacto para no caer. Muerdo mis labios, cuando siente que me bombardea una y otra vez, es tan rico. Estoy a punto de venirme.

Contrato con mi ex esposoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora