Epílogo Parte II

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Sí, pero en el eco ya pude observar que todo va bien. El crecimiento del feto es normal para su tiempo. –Le contestó ella, con una sonrisa.

–¿Entonces todo bien? –Preguntó Christian, tomando la mano de Anastasia entre las suyas.

Sí, todo bien. –Repitió la doctora pacientemente.

Doctora, hay algo que no entiendo. –Susurró Anastasia, atrayendo la mirada de ella y su esposo.

Dime. –La animó con una sonrisa. + –Yo... Estaba tomando la pastilla, pero aun así...

–Oh, bien, pues primero que todo debes saber que ningún método es cien por ciento seguro, pero, además de eso, a veces ese método no funciona porque, o no se tomó correctamente...

–Yo sí la tomaba correctamente. –La interrumpió a la defensiva.

Y no lo dudo, pero... ¿Habías vomitado? A veces, al revolver el estómago, la pastilla pierde su efecto... –Contestó con paciencia. Anastasia asintió levemente, pensando en aquella vez en la cual, el almuerzo con su tío le había caído mal.

–Sí. –Susurró.

–Pues eso lo explica.

Ya, pero yo continué con la toma de la pastilla durante todo este tiempo, ¿eso no afecta a mi bebé? –Preguntó, conteniendo el aire. Jamás se perdonaría aquello si su bebé llegaba a este mundo estando enfermo.

No, en este caso no. –Contestó con una sonrisa. Anastasia soltó el aire que había estado conteniendo, mientras miraba la enorme sonrisa que tenía Christian en el rostro.

Su ginecóloga continuó hablando por un buen tiempo más, comunicándole todos los cuidados que tendría que tener a partir de ahora, recetándole unas cuantas vitaminas para fortalecer el crecimiento del bebé, recetándole unos cuantos medicamentos para disminuir los malestares propios del embarazo. Después de aquello, ya estaban de nuevo camino a su casa.

Christian, definitivamente te preocupas por nada. –Comenzó a decir ella, entrando a su nueva casa, dejando las llaves en la mesita de la entrada, sentándose en el mueble blanco que contrastaba con las paredes anaranjadas. La casa había sido decorada y amueblada mientras estaban de luna de miel. ¡Excelente trabajo habían hecho los decoradores!

Simplemente quiero que todo vaya bien contigo y nuestro bebé. –Contestó, cerrando la puerta, yendo hacia la sala, parándose en frente de Anastasia, mientras se quitaba la chaqueta.

Nuestro bebé. –Repitió ella con una sonrisa, mientras colocaba las manos sobre su vientre. –Dentro de unos meses tendremos a una niña o a un niño corriendo de acá para allá. –Dijo, sonriendo ampliamente.

Ojalá sea una niña. Tan hermosa como su madre. –Contestó él, sentándose a su lado y rodeándola con su brazo derecho. – ¿Puedo tocar tu vientre? –Preguntó él con una sonrisa.

Ay, mi vida, por supuesto. –Contestó, tomando la mano de él y colocándola allí; en donde estaba creciendo su pequeño bebé, aquella prueba del inmenso amor que se tenían.

Gracias por darme esta alegría.

–Gracias a ti, mi vida.

–Me encantaría una niña. –Repitió.

–¿En serio?

–Sí. Otra princesa a quien consentir. –Dijo con una sonrisa. –Pero lo importante es que venga sano.

Las Heridas Del PasadoWhere stories live. Discover now