Capitulo 2: Fuera de la realidad.

27 3 0
                                    


Joshua y yo nos quedamos perplejos al escuchar lo que decía la chica pelirroja llamaba Amber.

–recapitulemos, entonces... según tú dices. Estamos en East Worn, un estado de Hyweed, país del cual nunca, pero nunca había escuchado, en donde cae nieve el 78% del año y el otro 22% se mantiene frio, me dices que somos las primeras personas en llegar aquí, de esta manera tan... ¿convencional? Tienes un hijo llamado Theo, quien, resulta ser el que nos encontró y que entre tu, tu pareja y tu cuñado, con ayuda de dos bueyes nos trajeron hasta aquí.

–Sí, es exactamente lo que dije.

–y dices que estamos a 2 de noviembre del año... ¿204?, reconozco que tienes muy buena imaginación, amiga, y es que inventar algo así... es algo loco, yo... caramba, no sé de dónde sacas la capacidad para inventarlo. –reí a carcajadas. –estuvo muy buena la historia, pero... creo que usted, es rusa, al igual que su pequeño y adorable hermanito Theo, y pues lo de su hermano y su pareja... está por verse.

>>necesito tomar una ducha, con mucha agua caliente, irme a dormir, descansar bien, y despertar en el auto de mi hermano, perdidos en el medio del bosque con solo unas bocanadas de pan para el desayuno.

–Marie... creo que... ella, creo que ella no miente. –susurro Jou embobado con la chica.

Ella tenía el seño fruncido y un gesto enojado.

– ¿me toma por mentirosa? Usted... ¿me está tomando por mentirosa? Mire señorita, no voy a negarle que algo extraño está pasando aquí, pues nunca en mi vida, había visto un... ¿c-cose? ¿Corse?

–coche. –corregí.

–sí, eso, no lo había visto, y resulta que mi hijo encuentra a dos perfectos desconocidos que podían ser unos rateros, salteadores o secuestradores, cualquiera en mi posición los hubiera dejado tirados en el bosque, pero como conozco las fieras que andan en East Worn, junto a mis parientes les traje a mi morada, pero si siguen en esa posición, tendré que exiliarlos al campo, a saber Dios con que cosas se encuentran.

>>sinceramente no se me ocurre que carambas pudo pasar, pero lo que hay es que están aquí y ese es el punto. Les ofrezco dos cuartos, no son muy lujosos, pues somos gente del campo y les aseguro, que dos bocas más que alimentar no es nada de que agradecer. Por lo cual les pediré que entiendan, por más difícil que sea de asimilar, y que empiecen a buscar trabajo, no se quedaran aquí por siempre. Y usted, señorita, si encuentra un buen marido, cásese.

***

Las horas habían pasado muy lentas, no tenía nada que hacer, aquí no había luz eléctrica para carga mi teléfono, tal vez de aquí a que volviera a casa. –si es que volvía. –el gobierno nos quitaría la pensión y la beca universitaria, perdería mi trabajo, y mi vida se vendría abajo.

No me imagino lo que Joshua a de estar pensando, pues se ha pasado horas observando a Amber.

Pensándolo bien, esto era algo así como estar donde la Tía Alexa, quien vivía muy lejos de la civilización en un campo de Nueva Orleans donde los vecinos se trataban con mucho cariño, con la leve diferencia, de que al parecer, estaba en una realidad distinta, en donde no conocía a nadie más que mi propio e insoportable hermano mayor por dos años.

Comencé a susurrar una canción mientras veía el raro atardecer. Era una extraña combinación de colores, increíble, aquí hasta el cielo es extraño.

– ¿Familia? –escucho gritar a una voz. – ¡Theo, papá está en casa! ¡Amber, amor!

– ¿Quieres ver como vienen? ¡Theo! ¡He traído miel! –un correteo seguido de una risilla se escucho y supuse que Theo iba en encuentro de los que supongo son su padre y tío.

–cría cuervos y te sacaran los ojos. –escucho decir a la voz del primer hombre.

–James, cariño, sabes que nuestro pequeño adora la miel, tal vez y más que a ti. –la voz de Amber se escucho... diferente, fue... ¿dulce? ¿Tierna? ¿Cariñosa?, sip, y yo que pensaba que era toda una grullona.

–bueno, tengo algo que decirles, creo que deben pasar al Salón.

– ¿tiene que ver con esas... cosas? –pregunto la voz más joven.

–no somos cosas. –intervine yo. –somos personas, personas que por alguna razón curiosa, al parecer burlamos todas las leyes de la física y la astronomía, la lógica, la filosofía, la psicología, la razón común y el juicio de cualquiera, incluyéndonos a nosotros mismos y hemos aparecido aquí, como por arte de magia.

–acaso... ¿acaso son ustedes, brujos? –preguntó el joven rubio con una cara que hablaba sola: horror.

– ¿Brujos?, nah, qué más quisiera yo que me hubiesen enviado mi carta de Howgarts, pero al parecer soy una vil muggle como ustedes, o tal vez aun mas que ustedes, teniendo en cuenta y consideración de que por alguna misteriosa razón nos han traído aquí.

– ¿Muggle?, ¿Qué palabra es esa? –dijo el pequeño niño con curiosidad e interés.

Su madre me miro atenta y con recelo, pero un niño debía saberlo, no podía permitir que viva en la ignorancia.

–Muggles somos las personas sin magia, cariño. –respondí con una sonrisa.

Un silencio incomodo se estableció en el lugar mientras todas las miradas acusadoras se pegaban a mí.

– ¿Qué? El debía de saberlo, mi conciencia no me dejaría en paz que una pobre alma sin culpa creciera sin saber lo abominable que es. –me encogí de hombros sin remordimientos.

–busquen casa, porque de la mía se van.

***

–Así que... no saben cómo llegaron aquí.

–es la verdad. –respondió Joshua, cuando vio que estaba dispuesta a responder. –ayer a esta misma hora nos encontrábamos remolcando el auto, hacia un extraño claro en el bosque de el tramo de California a Orlando, nos habíamos perdido, pues el GPS nos falló, comenzó una tormenta y a nos veinte metros de ese extraño lugar, cuando aparcamos mi hermana se durmió por un momento, vi un circulo verde, pero creí que fue solo mi imaginación, me dio un poco de sueño, así que también entre al auto, estaba haciendo más frio y sin saberlo me dormí por unos segundos... y estaba aquí. ¡Aquí! ¿Pueden creerlo?

–por el momento podrán quedarse aquí, pero deben saber que nosotros debemos mantenernos y somos muy humildes, así que usted, va a trabajar conmigo y Jeihcob los cultivos de mi familia, tal vez le busque otro trabajo como artesano o no sé que sepa hacer, pues está en edad de desposar, necesita adquirir una fortuna para poder casarse, sin embargo, la señorita es muy hermosa, sus cálidos ojos mieles no pasarían por alto delante de ningún hombre, tiene buen cuerpo y linda cara, su cabello es oscuro, cosa poca común aquí, así que será considerada una belleza exótica, bien podría venderse, subastarse o darla en casamiento en cualquier momento. O bueno según lo que veo.

Un escalofrió recorrió por mi columna cuando las palabras salieron de la boca de James. ¿Casarme? ¿Yo? ¡Nunca! ¡Nunca lo haría!, yo soy más de... la vida libre, no sé, encuentros casuales, besuqueos, manoseos, sexo condicional, pero nada que comprometiera mi libertad.

Yo no me casaría. Yo voy a escapar de aquí, no me quedare aquí a ver cómo me capturan y me venden. ¡Me niego!

–me opongo. –Hable al ver que los hombres hablaban de mí como si fuera un objeto, uno con mucho valor. Bueno, por lo menos tengo valor.

Poco después de que se calmasen uno a uno, es mi momento.

–me niego a casarme, venderme o subastarme, bueno, lo de venderme no esta tan mal si implica sexo, pero sexo del bueno, no cualquier sexo, ¿me explico? Podría hacer... no sé, se cocinar, eh... se... respirar y, doy muy buen oral, o bueno, eso han dicho mis amantes, no sé si... auch. –me queje al sentir el pescozón producido por mi hermano, todos me miraban perplejitos, como si hubiese dicho algo mal.

¿Pero qué pasaba con ellos?

Another realityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora