Trade Mistakes

591 75 25
                                    

Pasado el tiempo, se hizo de noche. Brendon se tiro en la cama de su cuarto, escuchando como fuera sus hermanos debían estar discutiendo por cualquier chorrada que ni le iba ni le venía. Aburrido, pese a que tenía que hacer mil cosas del instituto, decidió que lo mejor sería no hacer absolutamente nada. Miro su teléfono y la lista de contactos, había agregado a aquel chaval como "???" porque se le paso preguntarle su nombre.

- No quiero su número para nada.

Estaba apunto de borrarlo, sin más, como si no hubiera pasado nada. Pero su cerebro hizo "click" y en lugar de eso le envió un mensaje.

[21:07:34] Brendon: hey mozart

[21:09:52] ???: Supongo que eres el chico del parque.

[21:10:00] Brendon: si es que olvide preguntarte tu nombre

[21:12:47] ???: Dallon, me llamo Dallon.

[21:13:23] Brendon: yo soy Brendon

[21:13:25] Brendon: cuando quieres ir a la tienda de discos?

[21:20:15] Dallon: Estoy ocupado todos los días.

[21:20:53] Brendon: algun momento tendras

[21:25:41] Dallon: Después de clases.

[21:26:00] Brendon: genial ire a buscarte al instituto

[21:27:24] Dallon: Academia Aglionby

[21:28:12] Brendon: lo se lo supe por el uniforme

No volvió a responder el mensaje, así que supuso que todo había quedado claro.

- Debo estar loco. Si me ven con él me puedo dar por muerto socialmente... -Suspiro.

Permaneció las horas siguientes mirando al techo, sin hacer absolutamente nada, hablando de vez en cuando con Spencer por mensaje y poco más. Al día siguiente, como quedó, estaba en la Academia de Dallon, en la puerta, esperando.

Todo el mundo que pasaba le miraba raro, como si fuera un bicho raro y... empezó acomprender un poco como se sentían los demás. Por fin llegó, sobresalía entre los demás por lo alto que era y, cómo lo conoció, estaba agarrando un libro que leía mientras caminaba.

- ¡Hey! -Alentó Brendon.

Entonces levantó la mirada, con un rostro completamente inexpresivo, y guardo el libro en su mochila. Una mochila de hombro completamente normal. La verdad es que no había nada que destacar en él aparte de su altura. Levantó la mano a modo de saludo, tan sobrio como el resto de su ser.

- Bonito uniforme.

- Lo llevo siempre.

- Ya. ¿Vamos?

Asintió con la cabeza y comenzó a caminar tras los pasos del contrario. Fue un paseo en silencio, Dallon no tenía muchos temas de conversación y Brendon tampoco se le ocurría como sacar ninguno. Así que se mantuvieron así, acompañaros por el más frío silencio hasta llegar a la entrada de la tienda.

- Aquí. -Se paró frente a ella.

Pudo ver como Dallon miraba por encima tratando de ver, desde fuera, todo lo que se hallaba en ella. Personas incluidas.

- ¿Entramos? -Preguntó, señalando la tienda.

El más alto tardo en contestar.

- Sí, claro, sí... sí... -Así que ambos entraron, aunque Dallon tuvo que mirar de lado a lado antes de hacerlo.

Brendon le guío hasta la zona más importante, su favorita, los vinilos. Era por lo que tanto molaba esa tienda. Él los coleccionaba y nunca estaba de más ver si podía hacerse con alguno nuevo con su dinero recién ganado. Sin embargo, el contrario parecía un poco parado sin saber donde o qué mirar. Era como cuando dejas a un perro por primera vez suelto en un parque y no para de dar vueltas sin parar. Sin rumbo. Pero divirtiéndose como nadie.

- Oye ¿Cuantos años tienes?

- ¿Yo? Cumpli 18 hace poco.

- ... ¿Eres mayor que yo?

- Y más listo y más alto.

- Con más ego.

- No, eso no ¡Sex Pistols!

- ¿En serio? Un niño pijo escuchando Sex Pistols.

- Tú vas de malote y tienes en las manos un vinilo de Spice Girls.

- Touché.

- Ni siquiera sabían cantar.

- No es para mi ¿Vale?

- ¿Es para un amigo?

- ....Sí.

- No cuela.

Después de un largo rato buscando entre un montón de discos viejos, nuevos y olvidados algo perturbó la tranquilidad de su conversación sobre estilos de música, grupos que nunca debieron existir y separaciones dolorosas de otros. Algo, o alguien, desvió la atención completa del menor. Uno de sus "amigos" había entrado en la tienda y, como acto reflejo, se había escondido agachándose para ocultarse entre los cajones y cajones de discos viejos.

- ¡Fíjate un...! ... ¿Brendon? -No estaba a su lado, miro hacía abajo y... sorpresa.- ¿Qué haces?

- ...Eh... Atarme los zapatos... eso hago... zapatos... cordones...

- ... ¿Vale?

Le parecía bastante raro. Pero más le pareció cuando se paso unos 10 minutos ahí encogido.

- ¿Qué coño te pasa?

- ¡Nada! Es un nudo difícil.

El "niño pijo" no era tonto así que empezó a observar la tienda con mucho detenimiento, algo o alguien que le llamará más la atención. Estaba convencido de que sería un alguien y se estaba empezando a enfadar de pensar en posibles desenlaces. Como venido del cielo, justo a su lado, se escucho:

- ¡Brendon! Tío, ¿Qué haces ahí abajo?

- Oh... ¡Jon! Hola, tío. -Se levantó todo lo dignamente que pudo para saludar a su amigo con un coche bastante anticuado de manos.

Dallon los miro a ambos. Deseaba por todos los medios posibles y a todos los Dioses que conocía que no fuera por ese ser por lo que se había ocultado. Porque eso solo le llevaba a una respuesta de su comportamiento que solo conseguiría hacer que quisiera pegarle una patada en la cara.

- ¿Qué haces con este?

- ¿Quién?

- Ya sabes. -Se inclinó hacía el oído del más bajo para susurrar algo que, aunque la intención era que no lo oyera un tercero, eso de disimular no es lo suyo.- El pijo rarito.

Frunció el ceño.

- Oh, no, no, no estamos juntos. Bueno, estamos juntos porque ahora está a mi lado. Pero no tengo ni idea de donde salió ¿Me estás siguiendo, tío? -Esa pregunta va directa hacia el más alto pero este ya está fulminando con la mirada mientras se muerde, mucho, la lengua.

Si una mirada matase, sin duda Urie estaría ya bien enterrado. Antes de que su amigo dejara de reír por el descaro del chaval de frente excesiva (Ya no merece ni que escriba su nombre) Dallon se había ido. Nadie podía culparle de no querer soportar como aquel chaval se burlaba de él, como ambos lo hacían. Por primera vez en toda su vida se había sentido a gusto con otra persona, pero qué tonto fue de confiar en un adolescente imbécil como lo era el contrario.

No volvió a conseguir alcanzar su paso.

[18:43:03] Brendon: estas ocupado?

[18:54:21] Brendon: tengo una explicacion para lo de antes

[20:13:54] Brendon: por favor contestame

Por supuesto, no hubo contestación. ¿Quién le contestaría después de lo de la tienda? Suerte que no le había bloqueado de absolutamente todos los sitios posibles de bloquear a alguien. Los días siguientes fueron parecidos. Trataba de contactar con él, pero no lo conseguía. Ni mensajes ni llamadas.

The Last Night - Brallon AUWhere stories live. Discover now