Jesús Oviedo, el gemelo mayor, más conocido por ser;
El estudioso, trabajador, constante, tímido, simpático, cariñoso.
Daniel Oviedo, el gemelo menor, más conocido por ser;
Todo lo contrario a lo anterior.
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AV...
"Seguimos siendo amigos", "seguimos siendo amigos", seguimos siendo amigos", odio esa mierda de frase. Aunque no me doy por vencido. Cuando Daniel Oviedo se propone algo lo consigue.
Lo peor de todo es que este fin de semana nos vamos los cuatro, Zoe, Val, Jesús y yo a pasarlo en la montaña en una casa apartada de la mano de Dios. Porque claro, la parejita querían un entorno más "romántico", y congelarnos el culo en la montaña parece ser romántico. La parte postiva es que tendré que compartir habitación con Val y si se le olvida la ropa fuera del baño... A ver no me llameís salido pero joder, no se sabe nunca lo que puede pasar ¿sabes? Y ya estamos a Viernes por la tarde por lo que estamos en el maldito coche el cual conduce Val para irnos al quinto coño. Son dos casetas rurales por lo que nos ha dicho Jesús, hay jacuzzi, ducha de hidromasaje y no sé que mil mierdas.
A eso de las seis y media de la tarde llegamos a ese sitio y hace aún más frío de lo que esperaba. Vaya mierda, vaya puta mierda. Aparcamos el coche, cogemos las maletas, y vamos a la recepción para irnos a las cabañas.
- ¿Como vamos a organizarnos? -pregunta Val-
- Habiamos pensado que si no te importa compartir habitación con Dani... -dice Jesús y Val se ríe-
- Mientras no sea muy capullo -dice dandome un codazo en el brazo y yo sonrío-
- Lo intentaré pero se me da tan bien -le digo y se ríe-
Jesús y Zoe tienen la cabaña 101 y nosotros la 103. Nos instalamos en nuestra cabaña y me adueño del sofá a lo que Val me mira divertida.
- ¿Piensas hacerme un hueco? -dice y y me siento normal poniendo los ojos en blanco-
- ¿Te has tatuado algo nuevo? -me pregunta curiosa-
Me hago las mangas de la sudadera hacia atrás y le enseño la parte lateral del brazo, enseñandole la rosa que me he tatuado ahrá unos cuantos días y veo a su sonrisa aparecer en su bonita cara.
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- Vaya -dice aún con esa sonrisa- es muy bonita -dice y pasa los dedos por los alrededores del tatuaje-
- ¿Que vamos a hacer hoy? -le pregunto mirandola y ella se encoge de hombros-
- Con el frío que hace, pretendo quedarme bajo la manta en este sofá viendo alguna serie -dice y me sonríe-
- Con alguna serie quieres decir Teen Wolf ¿no? -le digo alzando una de mis cejas y me sonríe-
- Puede -se ríe- tu haz la comida y yo lo preparo venga, mueve el culo Oviedo.
- ¿Quien te ha dicho que quiera ver Teen Wolf contigo? -digo chulito y me sonríe-
- Porque me quieres mucho -dice y no puedo evitar sonreír-
No lo sabes bien lo mucho que te quiero.
Joder Dani, machomen, que ñoño te pone esta tía.
Vete a la mierda.
- Además -dice y vuelvo a mirarla- ¿tu no querías ver como fangirleaba de las parejitas de Teen Wolf? Pues ya puedes.
Me levanto del sofá, voy a la mesa donde hemos puesto comida y cojo patatas, refrescos, chocolatinas y chuches. Y veo como busca en Netflix (que tenía incluido la habitación, que viene de puta madre) Teen Wolf y lo pone. Se mete en la cuarta temporada en los primeros capítulos, coge dos mantas y me hace un hueco.
Parece que lo que queda de tarde pinta bien.
Zoe.
Jesús y yo caminamos por el caminito que nos adentra en la zona de camping donde para ser invierno hay mucha peña. Supongo que los institutos están de convivencia o alguna mierda. Jesús no para de decirme que hacia mucho que no iban al campo, no desde que su padre estaba con ellos, de ahí que Dani odie tanto no ir. A Dani de pequeño le encantaba el campo pero por lo que pasó ahora lo detesta. Cosa que veo obvia ya que en el campo, en medio de la nada fue la primera vez que pasó eso. Y con eso, quiero decir que maltrataba tanto a los gemelos como a su madre. De ahí entendereís tanto odio a ese hijo de la grandisima. Jesús a pesar de ser el mayor no sabia como reaccionar y apenas se defendía, mientras que Dani era mucho más inquieto, más valiente por llamarlo de alguna manera, si veía que iba a pegar a su madre se interponía para que no le hiciera ningún tipo de daño.
Escucho a Jesús contarme algo, hasta que se calla y su mirada está fija al frente. Sin ningún tipo de expresión. Miro en su dirección y me encuentro con la mirada tan achinada de la chica que en su momento volvió loco a Jesús Oviedo.
