Capitulo 36

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Cuando Mat y Grace entraron en la guardería, encontraron a las dos pequeñas que lloraban desconsoladas al igual que la mayoría de pequeños que también se encontraban confusos y asustados. Lili y Lulú se lanzaron a los brazos de ellos buscando protección y consuelo. Ellas en su media lengua y en medio del llanto trataron de explicar que un señor malo se había llevado a Andy. Susurrando trataron de calmarlas, Grace se aferraba a su hijas temblando de miedo, rogándole al cielo un milagro que permitiera a Andy regresar junto con su familia, explicándoles como mil veces antes, que ninguna persona extraña podía llevarse a ningún niño, y que tampoco debían hablarles. Les hizo prometer que la próxima vez que un hombre extraño tratara de llevarse a algún niño, ellas debían gritar muy fuerte.

Después trataron de ayudar a las cuidadoras a calmar el resto de pequeños, mientras los preocupados padres, empleados del edificio, empezaban a llegar al sitio, acudiendo en busca de sus hijos ante la alarma suscitada.

Victoria permaneció de pie tan solo unos segundo, tratando de descifrar por cual de las tres entradas que tenían en frente debería ir. Hasta que escuchó el llanto de su pequeño por la primera salida a la derecha, y hacia allí se dirigió. No sentía cansancio, no sentía el dolor de sus pies por correr en tacones, no sintió el frio de la calle por salir sin abrigo. Lo único que sentía era un miedo aterrador. Hasta que lo vio. Le pareció como si fuese un espejismo. Pero ella reconoció el pequeño bulto que se movía, y lloraba cubierto por un abrigo oscuro medio oculto en un matorral, al lado del sendero. Llegó hasta él. El peso de su cuerpo cedió ante sus piernas, y cayó de rodillas al suelo sin importarle las piedras que se le clavaron en la piel. Retiró el abrigo que lo cubría, pero no sintió alivio sino hasta que finalmente pudo ver de nuevo ese par de ojos azules envueltos en risos rubios desordenados sobre su rostro.

- Ma..ma. – le llamó Andy en medio de su llanto, estirando los brazos para que lo acogiera.

- Mi pequeño.

Lo tomó en brazos y lo pegó a su pecho en un abrazo que casi lo funde contra si, hasta que comprendió que el apretón debería ser demasiado fuerte para él. Empezó a mecerlo para que se calmara, tanto el como ella, mientras continuaba llorando, y besándolo por toda la cabecita, dando gracias a Dios por no haberlo perdido.

Joseph vio desde la distancia como ella caía de rodillas frente al arbusto, como tomaba un bulto negro y sacaba al pequeñito de allí dentro, un alivio lo inundó. Detuvo su carrera y comenzó a caminar más sosegadamente, por teléfono le informo al jefe de seguridad que lo habían encontrado, solo y abandonado en el parque, y pidió que trataran de identificar y seguir al sujeto. Finalmente la alcanzó, se agachó para abrazarlos a los dos. Donde se mantuvieron por un periodo alargado de tiempo.

Cuando los tres se hubieron calmado un poco, se puso en pie y ayudó a Victoria a hacer lo mismo, la acompañó hasta la silla más cercana y la hizo sentarse allí. Se sacó la chaqueta de su traje y los cubrió con la misma como si fuese una manta. Joseph tomó el teléfono de Mat y llamó al de Grace, el cual fue respondido de inmediato por Mat.

- ¿Qué ha ocurrido?

- Lo encontramos.

Dos palabras que regresaron el alma tanto a Grace como a Mat.

- Gracias a Dios. ¿Cómo están?

- Todos estamos muy conmocionados. Tardaremos bastante en reponernos del susto. Ve a casa, creo que nosotros tardaremos bastante en salir de aquí, acaba de llegar la policía, esta acordonando el sitio.

- Ja. Eso no es posible, tu jefe de seguridad ha apostado varios guardias a la salida de la guardería, pueden entrar los padres de los niños, pero no podemos salir, hasta que aparezcan todos los padres y confirmen que realmente son nuestros niños.

- Un poco exagerado, pero totalmente entendible y de acuerdo. Debemos mejorar la seguridad de la guardería, ya se me ocurrirá algo.

- Por supuesto. Y abrirás una investigación al respecto. – Aseguró Mat. - ¿Y el secuestrador?

- Huyó. – contestó amargamente Joseph, nada le gustaría más que haber atrapado al maldito, pero eran mucho más importantes Tory y Andy.

Varios agentes de policía llegaron al sitio, primero hablaron con los guardias de seguridad y después con Joseph. Tory aun lloraba en silencio con el pequeño en brazos, meciéndolo suavemente ocasionándole adormecimiento. Mientras estos empezaron con sus indagaciones acerca de lo sucedido.

Ángel de luz Propia - |COMPLETA|Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt