Sueños

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*Serena*

La puerta de mi oficina se abre sin previo aviso, no necesito levantar la vista para saber de quién se trata, si hay alguien que nunca toca en esta empresa es Lita.

— ¡Uff, no sé cómo rayos haces para verte así!—sonrío, sin levantar la vista de mi Mac.

—Buen sexo querida Lita, eso es todo...—sonrío.

— ¡Valla, tan bueno era!

—Lo era, pero he tenido mejores—y así era.

— ¿lo veras de nuevo?—al fin decido dirigir mi mirada hacia ella.

—Luces terrible—ella hace una mueca.

—Mentirosa—ríe.

—En cuanto a tu pregunta, no, no lo veré de nuevo, sabes de sobra que nunca repito con el mismo hombre.

—Sere deberías...—su reprimenda de mamá es detenida por mi intercomunicador.

—Señorita Tzukino, su padre acaba de llegar y me ha pedido que se reúna con él en la oficina del señor Chiba—la sorpresa me invade.

—Gracias por avisarme enseguida estoy con el— ¿Qué demonios hace aquí mi padre?

—por tu cara puedo deducir que no sabías que vendría—No, claro que no lo sabía, por estoy segura que si está aquí no debe ser para nada bueno, es más nunca sale nada bueno de él.

—Claro que no lo sabía—arrugo mi ceño.

—Cálmate, sé que no sale nada bueno de él, pero debes calmarte, ve con el— aliso las arrugas de mi vestido y camino hasta la puerta—Serena—Lita llama mi atención—Si sale con algunas de sus babosadas patéale el culo, no lo necesitas—sonrío.

—Créeme que lo hare—afirmo.

Salgo de mi oficina, la compañía para la que trabajo es de mi padre, solo que hace unos años decidió asociarse con la vinatería Chiba, ahora Chiba y Tzukino ha llegado a ser una de las mayores exportadores de vino para el mundo.

"No confío totalmente en el"

Fueron las palabras de mi padre al enviarme a los Estados Unidos, una espía eso era, lo que mi padre no sabía era que Chiba, era totalmente de confianza, podría ser un cabron follador de mujeres pero era de fiar, además era un monstruo en esto de los negocios.

Toco la puerta y del otro lado se escucha un—Adelante—abro la puerta y los negros y fríos ojos de mi padre me reciben, su mirada es severa y su porte es duro, solo yo se lo difícil que puede llegar a ser tratar con este hombre.

—Buenos días padre—saludo seria—Chiba—el asiente, está detrás de su escritorio serio e impasible, aunque un destello de curiosidad brilla en sus ojos.

—Señorita Tzukino.

—Serena te parece correcto, maquillarte y vestirte de esa manera para el trabajo—la voz de mi padre me sobresalta, observo mi vestido verde entallado el cinturón negro y zapatos a juego.

—En realidad me parece muy correcto padre—lo observo fruncir su ceño por mi respuesta, seguramente no esperaba que le respondiera, el siempre esperaba que yo solo agachara la cabeza y me callara, eso se terminó. Su mandíbula esta tensa, viste todo de negro, se viste así desde que mi madre Ikuko murió, es más su alma es negra desde que ella murió, sacudo esos pensamientos de mi cabeza, no quiero recordar ni ahora ni nunca—No querrás verme con Jean y botas de montar en pleno Manhattan ¿verdad?

Perfecta Imperfección...(Darien y Serena)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora