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"Déjala ir".
Todos lo repiten como si fuera el estribillo de la canción más escuchada.

Pero, ¿cómo dejarte ir? Si te respiro todos los días.
Es tan difícil como desprender de tu piel el aroma de la primavera.
Dime, ¿cómo dejar de pensarte? Si mis lágrimas siguen regando la semilla de tu recuerdo.

Pero no temas, amor,
esta no es una carta de despedida.
Nos volveremos a encontrar, te lo aseguro.
Y mientras espero, empacaré el agua, guardaré el sol y me convertiré en tierra.
Porque te conocí siendo una flor,
y seguirás siéndolo, aunque florezcas simplemente en mi memoria.

Siempre tuyo,
el mundo hecho trizas, de un joven tallo despojado de su flor. 

Cartas para una flor marchita [A cinco pétalos de tu muerte] ©Where stories live. Discover now