— ¿Estas diciendo que tengo mal aliento?— preguntó Marinette.

— Estoy diciendo que Adrien va a besarte.— le guiñó un ojo.

Marinette se sonrojo y salió del baño, consumiendo la menta.

— Gracias Arturo.— dijo amable.

— Lo que sea por tí, señorita Marinette.— le contestó el hombre mientras apagaba todo.

Mientras iba a la entrada vió a Adrien de espaldas, pero no estaba solo. Él estaba hablando con Lila.
Desconfiaba mucho de ella y sabía que también iba tras el modelo, por lo que decidió  a escuchar su conversación antes de interrumpir,  detuvo su andar en la entrada.

Lila sonreía y estaba muy cerca del joven, pero sonrió aún más cuando la miró y volvió la vista al chico.

—  ¿Entonces no andarias con ella?

— ¡Por supuesto que no! Jamás andaría con ella, Lila...

Y entonces ocurrió lo que no se esperó. Escuchó como su débil corazón se partía en pedazos y enseguida sus ojos se acuaron.
Tapó su boca con ambas manos evitando soltar sonido.

Ya no quería estar ahí. Ya no quería escuchar más o siquiera ver a Adrien de nuevo. Se olvidó de su estuche, de hablarle, de todo, sólo salió caminando a paso rápido detrás del modelo, siendo muy sigilosa, y abrazándose a si misma.

— Si es bonita y tiene muchas cualidades pero Kagami y yo no congemiaríamos jamás.— dijo el chico rubio a la castaña divertido.—  simplemente no es mi tipo. Además creo que me gusta alguien más.— se rascó la nuca.

—  Ya veo.— Lila estaba más sonriente y ya no lo veía a él sino algo a su izquierda.

Miró a esa dirección y vio a Marinette caminando lejos de ellos.

— ¡Oh rayos! Nos vemos Lila y feliz año.— se apresuró a seguir a la chica a quien luego le declararía sus sentimientos.— ¡Marinette.— la llamó pero ésta no se detenía.— ¡Marinette! Oye espera...— se rió pensando que era una broma, pero cuando tocó su brazo, ella lo apartó abruptamente.

— Vete, Adrien.— sonó muy seria.

— Oye, tranquila.— siguió pensando que era un juego, volvió a tomarla del brazo, pero cuando ella se giró a verlo, pudo ver que estaba a nada de llorar.—Marinette ¿Qué tienes?— quiso acunar su rostro con sus manso, pero fueron apartadas y se alejó, volteando el rostro lejos de sus ojos.— ¿Marinette?

— Quiero ir a casa.— anuncio casi audible, pues su voz estaba a punto de quebrarse.

— De acuerdo, vamos.— tomó su mano, pero nuevamente se alejó. Otro intento fallido.

— Sola, Adrien.— vió una gota caer por su mejilla. No pudo decir nada, a lo que ella comenzó a caminar de nuevo a la salida del centro comercial.

El chico reaccionó y corrió hacia ella, interponiendose en su camino.

— ¿Pe-pero... Y el juego?

— Ya no quiero seguir, fue una tontería.— lo quiso esquivar pero este se movía más rápido y extendía sus brazos para evitar que se fuera.

— ¿Por qué no?

— Porque no, Adrien ya quítate.

Uno intentaba escapar y el otro se lo impedía.

— No me voy a quitar hasta que me digas que tienes.

— ¡No!

— ¡Dime!.— la tomó por los hombros.

— ¡ME GUSTAS TONTO!— Dejaron de pelear, de moverse, casi de respirar mientras se miraban.— Me gustas, pero sé que no es mutuo. Y no te culpo, yo tampoco estaría con alguien como yo.— dijo cabizbaja y cerró sus párpados.

Diez Deseos (Historia Corta) ||MLB||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora