Capítulo 1.The Feather.

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LA PLUMA.

Hoy es el maldito día que todo cambiará... Lo esperaba y odiaba al mismo tiempo.

Hoy, 30 de marzo, estoy exactamente a un mes de cumplir 16 años. he visitado y saludado a toda mi familia, lo más seguro es que no vuelva en mucho tiempo, solo falta mi abuelo.

La brisa mueve mis rebeldes rulos tapándome la vista, pero no necesito ver para caminar, conozco el camino de memoria.

Abrí los ojos con temor, como quien no quiere la cosa, y vi la inmaculada lápida de mármol. Mis ojos comenzaron a arder.

¡No! No debo llorar.

Dejé la rosa roja que traía en la lápida.

-Hola abuelo. Lamento... no haber venido antes.- las lágrimas resbalan por mi cara y caen en la lápida.- ¡Lo lamento tanto!-

No pude evitarlo. Caí de rodillas frente a la lápida.

Una pluma blanca cayó suavemente sobre mi cabello negro. Miré al cielo tratando de ver al ave que había perdido la pluma. No había ninguna, y no parecía un pluma de ángel.

¿De dónde había salido?

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No paraba de llover cuando comenzó la graduación. O, como yo lo llamo, paso de la verguenza.

Todos mis "compañeros" pasaban al escenario y recibían su título, como personas normales y, luego de ello, se quitaban la capa y mostraban sus alas.

Me angustié al ver tantas cabelleras rubias, platinadas, marrones claro, y que la mía fuese la única diferente, de color negro.

El final de la lista se aproximaba, lo que provocaba que mis nervios aumentaran más y más a cada segundo. No quería pasar para que me dijeran los que me han dicho toda mi maldita vida:

Eres diferente, eres "especial", no pertences aquí, debes ir a otro lugar.

Suspiré al oír el último nombre. Ahora iba yo.

-...Nisha Yamikza, hija de Lua Yamikza, ven al frente.- dijo el director Stell. No había vuelta atrás, después de esto, ¿Quién sabría que pasaría?

Me levanté, y con el mentón en alto fue a recibir el pergamino. Mis fortalezas flaqueron cuando, finalmente, terminé de subir al escenario. Todos me miraban expectantes, claro, ellos creían que sacaría mi única ala... no sabían la dura realidad. El director Stell me miraba expectante.

Supiré nuevamente, cansada ya de tantas vueltas.

-Yo, Nisha Yamikza, renuncio a la Comunidad Angelical del Sur por...- una lágrima descendió por mi mejilla al pensar en lo que debía decir.- por... razones físicas y... mentales, que no favorecen... a la comunidad.-

Un Ohhh masivo se distribuyó por toda la sala, se escucharon algunos comentarios estúpidos por ahí, llantos por allá. Al mirar a mi alrededor me di cuenta que tenía bastantes amigos, a decir verdad, y ahora, no podría verlos. Las lagrímas salían de nuevo sin mi permiso. Me prometí ese día que jamás volvería a llorar.

El Director Stell me tomó un hombro. No pude evitar mirarlo con todo mi odio, él había ordenado aquello, el me había expulsado al obligarme a decir aquello. La vida de mi madre pendía de un hilo, y yo no podía ayudarle de otra manera más que esa.

-La Señorita Yamikza continuará sus estudios en el Instituto Lucem et Pacem para híbridos- Otro OOOOHHHHH gigante se escuchó.- Lamentamos que haya tenido que tomar esta decisión Srta. Yamikza.-

Definitivamente quería darle un palmadita, en la cara, con una silla. Sólo me limité a asentir, mientras las lágrimas se escurrían por mi rostro.

Pasé corriendo por las filas de sillas y salí al patio, sin importarme la lluvia, y me dirigí al bosque que rodeaba al secundario.

La capa que me habían hecho llevar no me reparaba del agua, y el vestido negro que llevaba estaba totalmente mojado. No importaba. Ya no podría usarlo, era una herencia de mi abuela, y no podría llevarmelo. En la corrida había perdido un zapato, como si fuese una cenicienta sin un príncipe. Me quité el que me quedaba y corriendo me fui metiendo más y más en la espesura del bosque. 

Allí estaba. Mi pequeña casa. Mi refugio. Mi hogar. 

Era una "pequeña" casa del árbol, y para llegar debías escalar, Había muchas ramas para llegar volando, y no tenía escalera.

Subí rápidamente y me tiré en el colchón improvisado. Mañana debería decirle adiós a esta pequeña casa e irme hacia el I.L.P.

Llorando, me quedé dormida en algún momento.

Vamgel, La primera.Onde as histórias ganham vida. Descobre agora