Reina de Corazón© [Saga griegos #7]

Capitulo 6

Eileen

- Buenos días - Agnès levantó su rostro y me sonrió.

- Buenos días Eileen - ella miró hacia todos lados y luego se puso de pie.

Frunzo el ceño y la miró.

- no quiero ser descortés pero no entiendo que haces en mi escritorio.

Me quitó la chaqueta y la pongo sobre mi brazo.

- lo lamentó, ahora soy la asistente del Sr. D'Angelo - me quedé en silencio, el fin de semana había sido dificil para mi, por primera vez en mi vida no supe nada de Dimitri.

- ¿qué? - llevé la mano a mi frente.

- tú escritorio es el que está en la esquina- mi mirada viaja al escritorio que estaba en una equina que no vi al entrar, era más grande.

- ¿si tú eres la asistente de Dimitri ? ¿que se supone que soy yo?

Agnès me sonríe.

- la asistente del Sr. Costas - asiento y me dirijo al nuevo escritorio, colocó el bolso y la chaqueta en la silla, pasó la mano por mi falda y me enderezó, Dimitri me iba a escuchar, con pasó decidido me dirijo a su oficina pero la voz de Agnès me detiene.

- él no desea ser molestado por nadie Eileen - Agnès desvía la mirada apenada.

- ¿de qué hablas? - ella no responde y se centra en la pantalla de la computadora.

Estoy en el centro de la oficina pero me niego a ser tratada como si no me conociera de toda la vida, ignoró la orden de Dimitri.

Abro la puerta con fuerza y él está de pie frente al ventanal, sus manos están hacia atrás sobre su espalda.

Avanzó hacia él.

- Dimitri... - él no responde ni se gira para mirarme - no somos unos extraños para que tomes decisiones sin que me lo comentes.

Se gira y doy un paso hacia atrás, su pómulo izquierdo está con un moretón, pero no fue el golpe lo que me sorprendió, fue su actitud, su mirada fría, su rostro era el mismo pero era como si tuviera ante mi a un completo extraño.

- Dimitri... - él avanzó hacia su silla se sentó, su mirada se posó en mi por un instante.

- creo que dije que no deseaba ser molestado - dirigió su mirada hacia unos papeles que estaban sobre si escritorio.

- hemos sido amigos toda la vida, no puedes echar a la basura nuestra amistad - su sonrisa fue de burla.

- esa es la diferencia entre tú y yo, crecí viendote como a una mujer en cambio tú me mirabas como un amigo.

Bajó la mirada hacia mis manos.

- lo lamentó debí decirte lo que sentía pero no quería lastimarte.

- supongo que ahora no me duele nada - su mirada era oscura.

- por favor ... - avance hacia él, levantó su mano para que me detuviera.

— debo trabajar —  centro su mirada en los papeles, me sentí una intrusa. Me di la vuelta pero su voz me detuvo —  lo irónico es que muchas veces tenías la mirada ensoñadora, parecías enamorada... — trague fuerte pero seguí dándole la espalda — ... siempre en vacaciones... — escuché el ruido de su silla, me giré y el rostro de Dimitri estaba contraído.

Se acercó como una pantera a punto de saltar sobre su presa.

— dime que no es cierto lo que estoy pensando —  sujetó mi brazo.