—Sí, mucho más claro—respondí.

—Es que en mis planes de hoy no estaba decirte lo que sentía, ni estaba verte en la cama con un chico y mucho menos estaba besar a Ashley. Ha sido un día de mierda—se quejó Jacob poniendo su cabeza en mi hombro.

—Sí, como el día que nos besamos—murmuré sintiendo mis mejillas arder.

—Mierda, nuestro primer beso ¿Lo recuerdas?—preguntó con los ojos brillando.

Asentí y relamí mis labios.

—Si, fue un día de mierda. Mis padres no fueron por mi al colegio, y te quedaste esperando conmigo hasta que vinieran. Cosa que nunca pasó porque estaba pasando una tormenta por la ciudad y enviaron a Peter por mí—conté y me deje caer en el colchón.

—Nos fuimos caminando, creí que moriría ese día—comentó acostándose a mi lado mirando las estrellas falsas que tenía pegadas en el techo.

—Pero, no morimos—dije mirándolo.

—No, en cambio pasamos por la casa del mocoso más odioso de la escuela. Ya ni recuerdo su nombre, y nos invitó a pasar a su casa—recordó Jacob acariciando mi mejilla.

—Teníamos 14 años y esa casa parecía un antro—dije y ambos nos reímos—Estuvimos a una persona de la marihuana—hablé riendo—Fue la primera vez que jugué a la botella de besos—comenté.

—Fue la primera vez que besé a una chica—susurró Jacob.

—Y fue la primera vez que yo besé a un chico—murmuré recordando como giró esa botella y nos señaló a Jacob y a mí.

—No quiero que cambies conmigo, ___(Tn)—pidió Jacob de pronto—Te amo y lo menos que quisiera es que mis tontos sentimientos lo arruinen todo—añadió mirándome con una leve sonrisa.

—No, jamás voy a cambiar contigo. Te lo prometo, Jacob—susurré sonriéndole—Y también te amo, eres el mejor amigo que alguien podría desear—le dije acostándome sobre su pecho.

Jacob besó mi frente.

—Agh, casi me muero de diabetes de sólo escucharlos—habló Ashley entrando en la habitación.

(...)

—¿Y por qué la pijamada no puede ser aquí en tu casa?—preguntó Ashley comiéndose el último trozo de pizza.

¿Cómo le decía que Daniel iba a venir para hacer una "pijamada" conmigo también? Además necesitaba llevarla a su casa porque allá estaba la sorpresa que Zach le había preparado.

—Porque...—murmuré caminando hacia mi peinadora—Ya sabes...—dije mirándome al espejo.

—No, no sé—habló comenzando a saltar en la cama.

El sonido de la cama me hizo estremecer. Maldita sea. ¿Qué estaba pasando conmigo? Cerré los ojos y respiré hondo, controlándome.

—No podemos hacer la pijamada aquí, porque anoche ya hice una pijamada. Sabes cómo es mamá con eso—mentí sintiendo toda la cara roja.

Ashley seguía saltando en la cama.

—¿Con quien hiciste una pijamada?—preguntó la castaña curiosa.

The summer without you|Daniel Seavey T2Where stories live. Discover now