Especial TsukkiYama Ahre

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La noche era fría y bien que lo sabía Yamaguchi, escondía su rostro en la bufanda que su madre le había regalado hace unos minutos, la inquietud lo comía ¿había sido buena idea? Al fin y al cabo entendía que la prioridad era la familia, fue muy egoísta de su parte pedirle aquel "regalo".

Entendía que la última semana de clases había sido dura, llena de trabajos y proyectos dejándolos con nulo tiempo juntos, y tampoco es que haya ayudado el repentino viaje que la familia del rubio había decidido y que finalizaría hasta a principios del nuevo año.

Pasadas ya más de treinta minutos, suponía que era momento de buscar algún refugio para mantenerse caliente, tenía suerte que cerca del parque haya un supermercado en donde se compraría varias chucherías, las cuales serían la escusa del porque la repentina salida.

Con dos bolsas llenas de chocolates, caramelos, papitas y de paso un pequeño pastel, Yamaguchi sonreía satisfecho aunque seguía con su mente en las nubes. Su mirada cambió cuando noto a la persona que estaba al otro lado de la calle, parecía nervioso y buscaba con desesperación algo... O más bien a alguien.

-¡Tsukki!- grito Yamaguchi, haciéndole llegar su voz al rubio quien, con algo de enojo, se acercó a su lado y lo encerró entre sus brazos.

-Cállate Yamaguchi...- susurro el megane. Una tierna risa escapo de los labios del castaño y correspondió el abrazo, aunque eso significara que las papas llegarían destrozadas a su hogar.

-¿Hace cuánto que llegaste?- preguntó el rubio, quien intentaba ocultar su preocupación al sentir lo frío que estaba el pecoso.

-¡Ah! C-como 15 minutos o menos...

-¿Te han dicho lo mal mentiroso que eres...? Porque vaya que eres muy malo- rió suavemente el rubio al notar el puchero de su novio.

-B-bueno... Hace como una hora...- su rostro de Tsukishima se endureció y arrebato de sus manos las bolsas de compra que cargaba el castaño.

-Eres un tonto Yamaguchi ¿Qué pasaría si te resfrias? No podríamos ir al templo juntos para fin de año- un sonrojo exploto en el rostro del pecoso, avergonzado por la sinceridad de Tsukishima y por los planes a futuro que el rubio deseaba tener con él.

-L-lo siento Tsukki...- susurro avergonzado.

-Muevete Yamaguchi

-¿Eh?

-Vamos a preocupar a tus padres si tardas más en llegar, no quiero recibir otra plática de tus padres sobre las relaciones...- Yamaguchi asintió y se posiciono a un lado suyo sonriendo como si se tratara de un niño pequeño.

-Tsukki...

-Uhm

-Te amo- sonrió.

La mirada de sorpresa de Tsukishima le causaba gracia al castaño, antes de que pudiera hacer algo, el rubio desvío la mirada totalmente avergonzado.

-¡Tsukki!- se burlaba Yamaguchi. Cruzaron miradas y el notorio sonrojo en el rubio se volvió contagioso cuando midió el peso de sus palabras Yamaguchi -Y-yo... N-no, bueno si... P-pero...

-Yo igual te amo...- susurro Tsukishima lo suficientemente fuerte para que fuera escuchado por su acompañante. Éste, hasta las orejas se había sonrojado y podría jurar que había vapor saliendo por sus orejas.

-No es justo... ¿Por qué siempre soy yo el que se avergüenza más...?

-Eso es lo que te hace ser lindo- sonrió levemente. Yamaguchi adoraba conocer nuevas facetas del rubio que solamente le mostraba a él.

. - .

He tardado, lo admito pero deseo más tarde subir el KuroKen (ojalá :'v) en fin. ¿Cómo se la pasaron esta navidad? Por mi parte solo cene con mi familia y un amigo, no fue la gran cosa pero ¡había comida! Eso fue lo importante xD
Entonces... Hasta más tarde! (y tal vez siga contando otras cosas :v)

▶Kuroo Y El TsukkiYama◀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora