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-Por cierto, ¿qué son las Natillas?- pregunté una vez que habiamos llegado a la cocina de la escuela.

-Son postres de chocolate- explicó Lucas y asentí, demostrando que entendí.

Cuando abrieron el refrigerador, vi que habían muchísimas latas de postre de chocolate.

-¡Sabía que las almacenaba!, siempre nos engañan y dicen que se acabaron. Mienten con descaro- dramatizó esto último Dustin. Reí por lo bajo por su comentario. Realmente me agradaban-. ¡Mike enc- iba a decir Dustin, pero tapé su boca con mi mano evitandolo-. ¿qué ocurre?- preguntó cuando quité mi mano.

-Están aquí...- dije preocupada

-¿Nancy y Jonathan?- preguntó Lucas y negué con la cabeza.

-Los malos- dije y salí corriendo en busca de Eleven y Mike, seguida por los chicos. Cuando llegué los encontré dandose un beso, pero aunque me emocionara mucho, teníamos que huir-. ¡Los malos están aquí, vamonos!- dije y me miraron con preocupación-. Y sí, los vi- dije guiñandoles un ojo. Ahora, ¡corran!.

-¿Cómo sabes que nos encontraron?- preguntó Lucas en un susurro mientras corriamos.

-Lazo psiquico por la telepatía- expliqué susurrando.

De la nada vi a otros hombres entrar, evitando que salieramos de ahí.

-¡Corran, vamos!- grité, pero al llegar a otra habitacion, tambien habían hombres. Volvimos a salir, pero estábamos rodeados, nos apuntaron con sus armas. Miré a Eleven y asintió, nos pusimos frente a los chicos a modo de proteccion. Ya sabiamos qué hacer.

Comencé a quemar a esas personas, pero a la vez las congelaba, haciendo aumentar su sufrimiento a modo de venganza, por todo lo que me hicieron, por todo lo que le hicieron a Eleven. Congelé las extremidades de otros y luego las golpée, haciendo que se rompieran en pedazos mientras gritaban del dolor.

Cuando ya todos estaban muertos, no pude evitar caer por el cansancio, al igual que mi hermana. No respiraba, simplemente no podía, sentía como todo a mi alrededor se desvanecía.

-¡Chicas, chicas, ¿están bien?!- escuché levemente a Mike-. Algo está mal- escuché y sentía como me movían de un lado para otro, pero simplemente no podía abrir los ojos.

-Parecen agotadas- escuché a Dustin, pero no del todo, como si su voz se fuera debilitando... o como si mis oidos se estuvieran debilitando.

-Aléjense de las niñas- escuché a Brenner. Traté de moverme, juro que lo intentŕ con todas mis fuerzas, pero no podía. Como si algo me lo impidiera.

-¡No, si las quieres, tendrán que matarnos primero!- escuché a Mike.

-¡Así es!- escuché a Dustin.

-¡Larguense!- escuché a Lucas. Nuevamente traté de hacer algo. Tenía que hacer algo. Tenía que protegerlos.

Pero mi cuerpo no respondía. Escuchaba los gritos de los chicos, y como alguien me tomaba en brazos. Y por fin pude abrir los ojos.

-¡Eleven, Twelve, ¿me escuchan?!- habló Brenner mientras nos sostenía.

-Brenner- dije debilmente-, sueltanos- dije con enojo en mi voz y él rió secamente.

-Papá- escuché a Eleven, tan debil como yo.

-Si, sí, soy su papá- dijo Brenner y trate de golpearlo. Escuché como El jadeaba para soltarse del agarre de Brenner, pero nos era imposible-. Están enfermas, están enfermas pero las curaré. Las llevaré a casa, ahí lad voy a curar.

-Eso no es una casa- dije-... es un maldito laboratorio... y nosotras... nosotras somos tus conejillos de indias- dije entrecortadamente por el cansancio, pero recobré fuerzas por la ira que sentí en ese momento, y pude, con mucho esfuerzo, entrar a su mente y hacer que nos soltara.

Pero de un momento a otro... el Demogorgon apareció y comenzó a matar a todos los hombres que habían ahí. Nosotros aprovechamos ese instante para escapar. Dustin estaba cargandome en su espalda, y entre Mike y Lucas cargaban a Eleven. Supongo que Lucas y Mike no tenían tanta fuerza.

Nos dejaron recostadas en mesas del laboratorio de la escuela.

-Ya se fue, ¿si?. El malo ya se fue, pronto estaremos en casa y mamá te hará una cama- le dijo Mike a Eleven mientras se tomaban de la mano, yo solo los miraba enternecida-. Y podremos ir al baile de invierno juntos

¿Lo prometes?- preguntó mi hermana debilmente.

-Lo prometo- le respomdió Mike a Eleven y yo solté un pequeño grito. Sí, porque yo nací para arruinar los momentos.

-Lo siento, es que son muy tiernos- me excusé e Eleven me miró enojada-. Lo siento hermana, pero si no quieren que grite ponganme cinta en la boca porque no tengo autocontrol- dije y sonrieron. Al menos Eleven se veía mejor.

Ya parecia que todo iba a estar bien.

Pensé que al fin tendriamos nuestro final feliz.

Pero el maldito Demogorgon es fan de arruinar momentos igual que yo.

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UN CAP MAS Y SE TERMINA WAAAAAAAAAJDKWNODBWKE

*c muere*

La hermana de Eleven (Will y tu)Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz