—Daniel, amor. Yo...no digas eso, por favor...—Corbyn me interrumpió.

—¿Qué no piensan venir? Unas limelights nos dieron la fila para subir más rápido a la montaña rusa—informó el rubio comiéndose un paquete de gomitas.

—En un momento vamos—dije yo pero Daniel me tomó de la mano.

—Vamos, no quiero hablar de esto otra vez—dijo sonriendo incómodo halándome.

—¿Por qué no? Tenemos que hablar de esto...—Daniel se detuvo y me tomó de los hombros bruscamente.

—No quiero. No quiero recordar nada de lo qué pasó después de que te dejé—habló serio dejándome helada—No quiero recordar todo lo que te hice llorar. Sólo quiero olvidar todo lo que pasó, y nunca más dejarte ir—dijo con un tono más suave abrazándome.

Aunque sospechaba que le pasaba algo, sólo cerré los ojos respirando su colonia combinada con el algodón de azúcar. Yo también quería olvidar.

(...)

—Recuérdalo, mañana pasaré por ti para almorzar...sólo tú y yo—me dijo Daniel tomándome de las mejillas.

—Está bien—susurré felizmente.

—Te amo—dijo antes de besarme en despedida.

—Te amo más—repliqué competitiva dándole otro corto beso en los labios.

—¡No, yo te amo más!—dijo Zach abriéndome la puerta para que me bajara del auto.

—Y yo más a ti, Zachy—dije riendo mientras salía del auto.

—No es cierto, ya no me amas como antes—dijo Zach haciendo puchero.

Lo abracé.

—Claro que si te amo mucho, eres uno de mis mejores amigos y además eres novio de Ashley—le dije sonriendo.

—Si, todavía soy novio de Ashley...no es como que hayamos discutido por teléfono anoche, y que hayamos terminado sin querer o algo por el estilo—Zach se subió al auto veloz—Daniel conduce rápido—pidió el enano en pánico.

—Zachary Dean Herron—hablé seriamente.

—¡Rápido Daniel, tu novia nos va a matar!—gritó Zach y Daniel comenzó conducir lejos.

Solté una risita antes de entrar a casa preocupada. Ashley debía estar muy triste, en las Bahamas, pero muy triste aún así.

—Hola, hija ¿Qué tal tu día?—me preguntó mamá desde la cocina.

—Estuvo bien, fuimos un rato a Disney, nos subimos en una de las montañas rusas, no recuerdo cómo se llamaba sólo sé que los chicos no pudieron subirse a otros juegos porque después de la montaña rusa no dejaron de sentirse mal—conté sacando el agua fría del refrigerador.

—Ay pobrecitos los chicos—dijo mi mamá lavando los platos—¿Quieres cenar?—preguntó señalando el microondas.

—No, estoy llena. Daniel me compró una cajita feliz de camino aquí—dije dándole un beso a mamá en la mejilla—Iré a ducharme y luego a dormir. Te amo—dije cariñosa.

—También te amo—dijo mamá—____(Tn)—me llamó cuando estaba por atravesar la puerta para salir de la cocina.

—¿Sí?

—Tu padre y yo estamos muy felices de que hayas vuelto con Daniel. Es un buen chico—habló mi madre sonriendo.

—¿De verdad mi papá está feliz con eso?—pregunté sin creerlo.

—Si. No lo dijo pero le gustó como quedo el pasillo del piso de arriba—dijo mamá riendo un poco.

Me reí con ella.

—Bueno. Me alegra oír eso, porque es el chico que amo—le dije sintiendo las mejillas sonrojadas.

—Y él te ama a ti—murmuró mi madre comenzando a secar los platos.

—Si. Buenas noches, mamá—me despedí.

—Buenas noches, cariño—respondió cuando ya había salido de la cocina.

Subí las escaleras, y vi el pasillo que Daniel y yo habíamos pintados. Ya no sería un simple pasillo, ni el baño sería un simple baño. Fui a mi habitación y tomé mi toalla y ropa interior. Me había duchado antes de ir con los chicos pero, realmente había hecho tanto calor en el parque que necesitaba dejar de sentir mi piel pegajosa.

Entré al baño y recordar todo lo que había pasado hoy me hacía erizar la piel. Dejé mis cosas sobre la taza del baño y abrí el agua tibia. Me desvestí y entré a la ducha. Bajo el agua con los ojos cerrados aún podía sentir las manos de Daniel recorriendo mi piel. Él era el primer y único chico que me había tocado de aquella forma, era el único para mí. Daniel lo era todo para mí. Pero sentía una presión en el pecho cuando me daba cuenta que yo no era lo mismo para él.

Enjuagué mi cabello y salí de la ducha. Me sequé el cuerpo y me puse mi ropa interior para luego envolverme con mi toalla. Salí del baño y entré a mi habitación.

Dejé mi ropa sucia en el canasto. Me quité la toalla y busqué mi pijama en el closet. Entonces oí que la ventana se abrió y me asusté. Me giré de inmediato para encontrarme con Daniel entrando por mi ventana.

—¿Qué no ibas a venir mañana?—pregunté sonrojada poniéndome la camiseta de mi pijama.

—¿Y no es mañana?—preguntó Daniel cerrando la ventana detrás de él.

—No—respondí caminando hacia él.

—¿No?—preguntó tomándome de la cintura.

Negué con la cabeza, envolviendo mis brazos en su cuello.

—No, lo siento—susurré sonriendo.

—Entonces, tendré que irme y volver mañana—dijo triste soltándome de la cintura y caminando de vuelta a la ventana.

Pero yo corrí más rápido y me puse frente a la ventana para que no pudiera salir.

—No irás a ningún lado, Daniel Seavey.

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¡FELIZ NAVIDAD, CHICAS!😍❤️ Espero que hayan tenido una noche buena muy linda, con su familia y amigos. Y espero que a alguna de ustedes Santa si le haya llevado a Daniel😭😭😭😭 A mí no me trajo nada, ni un carbón. No puedo creer que ni en su lista de niños malos me tenga😩😱😭 Bueno, bueno. Las amo un mundo💕❤️

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The summer without you|Daniel Seavey T2Where stories live. Discover now