—Oye ¿Jonah no es el que está allá con las princesas?—preguntó Daniel señalando a...efectivamente era Jonah.

—Sip, el mismo—dije riendo.

Jonah se despidió de Jazmín con un beso en la mano, de Cenicienta con un beso en la mejilla y de Blanca Nieves con un beso en la mejilla y un abrazo.

—No me sorprende—comentó Daniel levantando la mano para Jonah nos ubicara.

—¿Y bien?—le pregunté a Jonah cuando llegó con nosotros.

—¿Y bien qué?—preguntó serio.

Daniel tomó mi mano y entrelazó nuestros dedos.

—¿Quién te dio su número de teléfono?—preguntó mi Dani mientras comenzábamos a caminar con los demás—¿Rapunzel o fue la princesa dormilona?—continuó Daniel con voz graciosa.

Amaba cuando hacía esa voz.

—¿Te refieres a Aurora, la bella durmiente?—le pregunté riendo un poco.

—Si, esa—murmuró Daniel mirándome con una cara divertida.

—Bueno, sólo conseguí el de Blanca Nieves y el de Jazmín...Cenicienta está comprometida—explicó Jonah serio pero de pronto sonrío como un niño pequeño—¡Pero igualmente me dio su número!—exclamó como si acabara de ganarse un premio—¿No es el mejor verano de la vida?—nos preguntó tomándonos de los hombros a Daniel y a mí con cara de psicopata.

—¡Si, claro que lo es!—dije yo a punto de soltar una carcajada.

Jonah corrió con los demás. Y yo creía que era el más normal. Daniel y yo nos reímos de los chicos mientras los seguíamos tomados de la mano.

—¿Sabes?—murmuró Daniel llamando mi atención y deteniendo nuestro paso.

—¿Qué?—pregunté mirándolo a los ojos.

—Jonah tiene razón—dijo sonriendo de lado sin mostrar sus dientes.

—¿En qué?—pregunté viendo lo hermoso que se veía bajo el rosado atardecer del cielo sobre nosotros.

—Es el mejor verano de la vida, al menos de la mía—respondió con un tono de voz precioso—O sería mejor decir, el segundo mejor verano de mi vida—añadió tomándome acariciando mi mentón—Porque el mejor verano de mi vida fue cuando...—lo interrumpí.

—Te conocí—murmuré con el corazón a punto de estallar.

Daniel mordió su labio inferior mirándome de una forma que nunca lo había hecho, podía morir en este instante y todo estaría bien. Se inclinó un poco y unió su frente con la mía.

—No sé cómo pude dejarte ir—susurró haciéndome estremecer—Fue lo más estúpido que he hecho en mi vida y jamás dejaré de pedirte perdón por eso—dijo y yo me alejé lo suficiente para verlo a los ojos.

—Pero sí yo ya te perdoné por eso—le dije tomándolo de las mejillas.

—Pero yo nunca me perdonaré—murmuró agachando la mirada.

The summer without you|Daniel Seavey T2Where stories live. Discover now