Capitulo 9

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Xilonem

— ¡Lana! — abrí los ojos y escuchaba el llanto de César, aparentemente estaba teniendo una pesadilla, me acerqué a él y con cuidado lo rodeó con mis brazos, inmediatamente siento que él se aferra a mi cuerpo.

— todo esta bien César — siento que me atrae hacia su pecho, me doy cuenta que sigue dormido.

— no me dejes Lana — muerdo mi labio inferior por que no entiendo a que se refiere, me tiene prisionera entre sus brazos pero no siento molestia alguna. Poco a poco su respiración entrecortada va regulandose y el llanto va cesando.

Pero sus brazos me rodean más fuerte, lentamente cierro los ojos, esperaré que se duerma para volver a mi lugar en la cama.

Me muevo y mi cerebro está registrando que es la hora de alimentar a Rafaello, giró mi rostro y el lado de César está vacío. Suspiró y me siento en la cama para ponerme las pantuflas, es un milagro que el bebé no ha llorado pidiendo alimento.

La puerta que comunica a su cuarto está entornada, juraría que la había dejado abierta, la abró y veo a César en la mecedora cargando a Rafaello, está diciéndole algo que no logró escuchar y luego deposita un beso en su mejilla.

Rafaello se mueve y él lo abraza sobre su pecho y cierra los ojos para mecerlo. Desde el día que Rafaello nació es la primera vez que veo a César dándole muestras de afecto al bebé.

No sé que hacer me siento una intrusa en ese momento tan emotivo pero también el bebé debe alimentarse, así que retrocedo, entró a la habitación nuestra y enciendo la luz, hago un poco de ruido y abro la puerta. César sigue en la misma posición en la mecedora, fija su mirada en mi.

— descansa Lana, ya le di el biberón a Rafaello — me sonríe.

— pero no lo escuché llorar, debo revisar si necesita que le cambie el pañal.

— ya lo cambié, estabas dormida no quise despertarte, no te preocupes le puse bien el pañal — su sonrisa me desarmó, César era tan bello cuando sonreía.

— es la primera vez que te veo cargando a Rafaello... — él desvió la mirada y su rostro cambió, quise morderme la lengua por que sentí que  había arruinado este momento. Él se puso de pie y pensé que iba a acostar al bebé pero empezó a pasearlo por el cuarto.

— sientate, no me gusta que estés mucho tiempo de pie por tu herida— avance hacia la mecedora, me senté y lo contemplé pasearse con el bebé, andaba descalzo, estaba sin camisa y no podía apartar mi mirada de su espalda musculosa.

— ¿y la camisa? — él me miró y sonrió.

— Rafaello me vómito, está tirada por ahí — seguí con la mirada donde él me apunto, iba a levantarme para recogerla — no te agaches Lana, yo la recogo luego.

Lo miré y me sentí especial, César estaba preocupándose por mi y por su hijo, quizás estaba reaccionado y olvidando sea lo que sea, que nos separó.

César

— ¿qué haces? — León se acercó al refrigerador y sacó un cartón de leche.

— tostadas para Lana — estaba untando  mermelada en una de ellas.

— vaya que bien que has dejado de estar en modo zombie — se sirvió la leche y se lo llevó a los labios — tengo curiosidad.

Dejé la tostada en el plato y servi en un vaso jugo de naranja.

— ¿sobre qué?

León se cruzó de brazos.

— Fiorella — enarque una ceja y apoyé mi cadera en la encimera — ¿tuvieron alguna relación? Me doy cuenta que ella te aprecia mucho y tú no te quedas atrás.

— ¿no te parece que estas indagando sobre la vida privada de tu asistente?

León apretó la mandíbula y sus ojos se volvieron fríos.

— lo hago por mi cuñada, me parece de mal gusto que tenga que relacionarse con una ex amante tuya — fruncí el ceño y me acerqué a León.

— creo que mucho te has preocupado por Lana, pero como dices ya no estoy en modo zombie y me tiene a mi.

León frunció el ceño.

— ¿insinúas que tengo interés por tu mujer? — su sonrisa me molestó — es una mujer preciosa y entiendo por que nos abandonaste por ella pero no es mi tipo.

— esperó me digas la verdad León.

Él se acercó a mi, ambos teníamos la misma estatura.

— no tengo por qué mentir César, no has respondido mi pregunta acerca de Fiorella.

Me separé de León y tomé la bandeja donde llevaba el desayuno de Lana.

— no hemos tenido ninguna relación, aunque eso no debe importarte, Fiorella es una joven de un estatus social inferior al nuestro, no entiendo por que tanta preocupación de tu parte.

— te dije que es por Lana.

Me encogí de hombros.

— Fiorella es una chica muy bella, no creo que esté mucho tiempo sola.

Salí de la cocina y me dirigí a la habitación, con cuidado abrí la puerta y Xilonem estaba dormida.

Coloque la bandeja en una mesita y me acerqué para despertarla, me detuve y la contemplé sus pestañas largas besaban su piel suave, sus labios estaban entreabiertos. En la madrugada cuando desperté la tenia entre mis brazos, por un instante me sentí tan bien pero mi cerebro me recordó que no era mi Lana... eso me llevó a recordar el sueño que tuve con Lana.

La veía en un prado lleno de flores, ella sonreía pero cuando trataba de acercarme ella se alejaba y yo le gritaba que no me dejará, su sonrisa se hizo amplia y me señaló a Xilonem que estaba debajo de un árbol frondoso cargando a Rafaello.

— César... — vuelvo a la realidad y Xilonem está despierta observándome — ¿te pasa algo?

Niego, obligó a mi cuerpo a moverse, me dirijo a la mesita en busca de la bandeja.

— te traje el desayuno — ella está sorprendida y me siento culpable por lo indiferente que me he portado con ella.

— g... gracias — acomodó sus almohadas y la ayudó a sentarse.

Me siento cerca de la ventana y la observó desayunar, he decidido protegerla, Lana quizo hacerlo la noche que la recogimos y yo le estaba fallando a mi Lana al hacer a un lado a Xilonem y Rafaello... era distinto, tenerlo entre mis brazos me hacía olvidar mi dolor, algo dentro de mi me hacía sentir a Rafaello como si fuera mio.

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Holisssss esperó les gusté el capitulo de hoy. Si es así, no olviden votar.

Kgerals 💙

El Engaño© [Saga Italianos #1] [Completa en Litnet]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora